- 132-
sis de la familia, conocer los derechos y deberes de los
miembros que la componen, dar un a rápida ojeada á la
historia de la sociedad doméstica en los principales pue–
blos de la antig üedad
y
compararla con la fa milia cris–
tiana reformada por N uestro Señor Jesucristo.
Así como el individuo es e! elemento constitutivo de
la fam ilia, así lo es ésta de toda sociedad; de manera qu e
suprimido el primero d esaparece la fa m ilia,
y
eliminada
ésta, la sociedad civil , política
y
religiosa no sería n mas
que un a idea abstracta. H é aquí una verdad de sentido
común que nadie puede negar á menos de tener extra–
viado el juicio.
E l ser humano es pues esencialmente social. Desde
que nace necesita del cuidado ajeno para su conservación,
desarrollo y perfeccionamiento, de suerte que el a isla–
miento sería para él el precursor de la muerte, desde los
primeros días de su existencia.
Desde el origen del mundo, al crear Dios á Adá n. le
comunicó la pala bra q ue es sig no de sociabilidad ; pues
por ella se da á conocer el pensamiento
á
los demás. L os
irracionales que vi ve n en el a islamiento. carecen de ella,
y sólo producen sonidos inarticu lados, instin tivos é in–
variables en cada un a de las esp ecies
y
que sólo les sir–
ven péi ra expresar sus instintos puramente a nimales.
Antes de terminar el S upremo H acedor la creación de
los seres,
y
entrando en consejo consigo mismo, dij o:
"
No es bueno que el hombre
viv,~
solo: ha¡:dmos!e una com–
pañe1' a semeJante d él"
(Gen.
2- r8).
U na vez realizada
la creación de la muj er, cuyo cuerpo fu é fo rmado d e la
propia carne de Adán, quedó de hecho establecida la so–
ciedad conyugal,
á
la cual dotó Dios con la fecun didad
necesaria para la propagación del linaje humano, dicien–
do: "
Creced
y
multiplicaos
y
llenad la tiena"
(Ge n.
r-28) .
Tal fué el orige n del matrimonio
y
de la familia en el
Pa raíso terrenal, como lo reconocen todos los católicos
ortodoxos, los cuales compadecen los delirios
y
degra–
dantes teorías de los partida rios del
naturalúmo
y las
utopías de los
librepensad07'eS
y de los
trans.fo1'mistas,
que
llegan
á
hace r del ser más noble de la creación un
súmo
per .feccionado.