SOBR~
LAS
INSTITU C ION~S
CATOLICAS
ll! SCURSO DEL DUCTOR DON MARIANO A. BELAÚNDE.
Ilmo.
y
Rvdmo.
Señor, limos. Señores, Señores R epre–
sentantes:
iateria vasta, amena
y
fecunda ha sido señalada á mi
insuficencia como tema para ocupar vuestra benévola
atención en estos muy augustos y solemnes momentos.
En efecto, diez y nueve siglos en que las virtudes cris–
tianas se ejercieron sin cesar, hasta el heroísmo, en aras
de la humanidad
y
en pro de sus miserias: hé aquí el her–
moso y conmovedor espectáculo que se pre enta ante
mis ojos.
Las instituciones católicas en su más vasta extensión
abarcan todo lo que el Cristianismo ha establecido en la
leg-islación civil, en el derecho público é internacional;
la misma Iglesia, el episcopado
y
el clero, pero en el sen–
tido estricto comprende sólo las agrupaciones religiosas
ó
laicas que la Iglesia en su asombrosa fecundidad supo
establecer en todas las épocas
y
todos los tiempos, para
responder con maternal solicitud á las premiosas necesi–
dades del género humano.
Para colocarnos en un punto de mira conveniente es
necesario que con la
.:~ntorcha
luminosa é inexorable de
la historia, vayamos á buscar á la humanidad poco tiem–
po antes de la era cristiana
y
la encontraremos domina–
da por el imperio romano. coloso gigante que con sus
garras de hierro oprimía todo el mundo conocido; y que
á
pesar de ser heredero de la ley de Moisés
y
ele las civi–
lizaciones asiro-caldea, fenicia, griega
y
etrusca,
y
de po-