•
DE U
REFORMJ\CION CRISTl,\NA..
i1
le demos crédito, como
á
hombre tan sabio
y
tan esperimentado,
C<)llfesando ,Ror certísimo lo que él testifica, desarraiganuo de nues–
tro corazon la_ <lc:::.ordwada codicia de estos bienes, .que San Juan
y
todos los santos tieoen por males , reformando nuestra vida
y
ajus–
tándola con la ley <le Dios, porque no lo crealJlOS
y
confesemos
:í
nuestro pesar, cuando no tengamos remedio, como los miserables
condenados en el infierno,
q~1e
dicen:
¡
Cansa<lo.s nos habemos en el
camino de la maldad
y
perdicion, caminamos por caminos dificul–
tosos
y
no encontramos con el del ciclo! ¿De qué nos sirvió la so–
berbia? ¿Qué nos aprovecharon las riquezas? Pasaron como som–
bra
f
4gitiva; como el correo de posta que va despachado á toda di–
ligencia; como la nave que con viento en popa
y
suma ligereza va
cortando el agua impelida de las velas; como ave, que rasgando el
viento con sesgo vuelo, va tras la presa que sigue para darle ca?a,
y.
como. la saeta tirada de arco y brazo fuerte. No hay ligereza nin–
guna, aunque sea del pensamiento, que no quede vencida de la de
nuestra corta vida. Y parece que no hallan estos
d~s<lich.a<los
pon–
deracion alguna con que exagerarla, pues en naciendo les parece
dejaron' de set·, en lo cual con&esan, mal de su grado, lo mismo
que Salomon; la vanidad esprcsatla en la sombra, la aíliccion en los
caminos dificultosos, la incousLancia y brevedad en el correo, na–
vío, ave
y
saeta. Y al Gn sacan esta consecuencia: Luego errado
habemos
el
verdadero camino, sino que la sacan á mal tiempo
y
en
peor lugar, que es
el
infierno, cuando no tienen remedio, y muy
huenn para nosotros qu e la
ten~mos
y po1emos inferir de ella lo
que ~el
Apóstol: «Errado habemos, lucgl> bien srrá conegir uues–
tros yerros
y
entrar por el camino derecho Je nuestra salvacion .