206
Tl\ATADO
Cfü.ll'fO
por vuestro amor quiern privarme de ver estas fiestas, de oi1· esta
música? <le probar este manjar, olc_r esta .flor , de dormir,
1lc
este
rato, .de tomar esta recrcacion, de decir este buen dicho, etc.
y
si (
me preguntares, qué provecho se saca <le esas mortificaeiones tan fá–
ciles, te responderé primero lo qlte Sócrates respomlió á.ciertos ami–
gos suyos, que le preguntaron, por qué no hehi¡1, bebiendo todos:
Por no hacerme, dijo, á concede1· con mi apetito, c¡ue me . haré su
esclavo. Y lo segundo con san D()roLt•o, que nos hahitu<ihamos
á
negar nuestra voluntad en cosas mayores. Lo teréero con santo To–
rnús,
y
todos los tc.ólogos, lwrque <lcjündose de · recil1ir cualquiera
de estos gustillos
momc11Lán1~os
por amor· tfo Dios, su l\fajcstatl los
trneca en eternos. Y lo cuarto san Eusebio? que el que se mortifica
cu esto, está libre de caer en graves tentaciones, porque el demo-
11io ocupa'tlo en disuadirle que no haga cosas semrüantes, no le po–
ne en aprieto de estímulo.s inayores, y cuando vc1w1 cu esto ·, no
se- ha perditlo mucho; y si queda vencido, y se va avcrgozaudo
y
corriendo; y mas con esl.a facil peuite11cia, se facilitan ohras ma-
·yorcs, con que nos mortificarnos, y negarnos
á
nosotros mismos;
y
n~garnos
es dar tle mano
á
los vicios, dejar de ser lo que fuimos,
y
comenzar
á.
se1· lo que no fuimos. San Egidio 11os euseüa esta santa
mortiücacion, diciendo: ¿quiéres ver
á
Dios en toda la eterniJaJ?
Pues deja de ver por
1111
breve espacio de tiempo lo que te da gus–
to,
y
recrea:
¿
quiéres oír bieu?
J
Caz te sordo:
¿
quiéres hablar con
acierto? Calla:
¿
quiéres andar con seguridad? EutraLe en tu rincon:
¿c¡ui'éres amar con fruto? aborréceLc
cí
tí
¿quiéres vivir inquil•to? r,for–
tificate: ¿
quiérc~s
ganar es Le mundo,
y
el otro?
N0
quieras nada
fuera de. Dios: ¿ quiéres ser muy rico? Gusta <lo ser pobre:
¿
q11iéres
tener grande esperanza? Anda con temor:
¿
quiére<: ser lwnrado
para siempre? Humíllate: ¿r¡11iéres estar descansado? Trabaja; ¿rtuié–
res poseer el sumo bien? Sufre ahora todo
tn::il.
¡Uh qué
gra~
pru–
dencia
y
sabiduría ,es hacer esto ,
y
porque lo liaceu pocos _, hay tan
pocos sabios
y
prudentes! llagtimoslo nosotros,
y
amlarerno.s Lodo
el dia amando
á
Dios Je lo
ínLi1110
de nuc:·tru corazon
y
alma, por–
que
la
mortificacion que no enciende en su nmor, sospeclwsa es;
y
el amor que no mortifica las pasiones no merece nomhrc tan divino: