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'H~

TRA.TA.llO CUARTO

infinito valor :

y

otro santo ermitaño se reia mucho (

1),

cuando

le hacian algun agravio ó afrenta:

y

preguntado de qué era el con–

tento, respondía: ¿No quereis que me alegre, si me dan de valde

lo que

yo

babia de comprar por <lineros? Considera que es para tu

mayo1· bien : si el médico te diese una muy amarga,

y

desabrida

purga,-

y

el cirujano un hoton) ó cauterio de fuego, ¿no se lo pa–

garias? Si te pusiesen unas sanguijuelas que te bebiesen tu sangre, ¿te

enojarías con ellas? no, antes servirías

á

quien te las aplicó, sabien–

do que eran para tu bien ; aunque las sanguijuelas pretendiesen lo

contrario. Pios te da la purga del trabajo, el cauterio de la tribu–

lacion, el enemigo que (como sanguijuela) te beba la sangre : toma

la purga, sufre el cauterio , da tu sangre,

y

agi.'~tlece,

paga

y

sir·

ve

á

Dios esa penalidad, como

á

autor de ella,

qué. ~s

para bien tu–

yo,

y

no te vuelvas

con~·a

el instrnmento, como el perro .contra

la piedra que le

tiran ~

Que esa persecucion, y trabajo es instrumento de la divina vo–

cacion, para convertirte Dios á sí por ese medio , y hacer que obe–

dezcas á su inspiracion, negociando con tribulaciones,

y

afrentas

lo que no te persuade la razon, segun aquello de David

('2):

ha–

ced, Sefior, que los afrenten, y les hagan salir Jos colores al

rost.ro

con deshonras, para que os busquen y sirvan,

ó

para que los tra–

bajos les hagan volver

á

la casa de tu Señor

y

Pa<lre Dios, como

los cuadrilleros al esclavo,

y

los amigos al hijo. Al novillo bravo

trae al yugo el agijon : al pródigo volvió la hambre

á

casa de su

padre: á Joab las mieses quemadas, al mandamiento de Ahsalon;

porque toma Dios los desastres por escalones para subirte á su amis–

tad (y como la noria

á

los cangilones), te humilla vacío de su gracia

para lcvanlarLe lleno de ella. ¿No sabes que los desastres que tomó

el demonio por medios para destmir,

y

asolará Job , los tomó Dios

pa'ra enriquecerle y prosperarle? ¿No has oido que

á

Manases,. idó–

latra

y

perverso rey, le tocó Dios,

y

le castigó por mano de sus

enemigos, que le llevaron cautivo

á

Babilonia,

y

le echarnn en ás·

peras prisiones,

y

con el castigo abrió los ojos ;

y

en los hierros

(l) In

Tilis

Palnrn1.

3.

p.

80.-(~)

Psal. 82.

f