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Tl\A.T!DO Tli:RCBRO
por ejemplo, el sauto rey David (1) que cayó en adulterio, en -Qmi–
cidio ,
y
otros pecados, porque se atrevió
á
decir cou vana presun–
cion : No seré mudado ya de este estado para siempre:
y
san Pe–
dro, porque dijo con arrogancia
('2)
que aunque todos se escanda–
lizasen, él
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se escandalizaria ; permitió Dios <fue le negase, por–
que así se conociese, y humillase.
El quinto es el propio conocimiento: célebre fue aquella sen–
tencia: CONOCETE A TI
I\llSl\'10,
grabada con letras de oro en
la
entrada del famoso templo, que la gentilidad edificó al dios
Apolo en Delfos, para da1·
á
entender, que por la puerta del cono–
cimiento propio se en Ira,
y
llega al conocimiento de Dios; la cual
sentencia dijo un sabio, que fue traida del cielo, y puesta allí por
m.isterio de espíritus inmortales, para bien, y enseñanza comun de los
mortales. Y anduvo tan válida entre los gentiles, <¡ue era ya como
un refran. Si te sabes conocer, no tienes mas que saber:
y
san
Bernardo nos dice : Teu siempre en la memoria lo <¡ue fuiste, lo
que eres, y lo que sPrás : fuiste antes de nacer una vil materia, in–
digna de ser nombrada : ahora eres un muladar cubierto de nieve:
presto serás manja1· de gusanos: ¿pues de qué te ensoberbeces, hom–
bre? Cuya concepcion es culpa, cuya ·vida es miseria, cuyo fin es
corrupcion: mira con atencion (dice san Juan Crisóstomo) las se–
pulturas de los muertos, y busca en ellos algun rastrn de la mag–
uificencia en qt1e viviuon ,
ó
de los deleites,
y
riquezas que goza–
ron. Díme, ¿dónde est;ín allí los atavíos,
y
vestidUl'as preciosas?
¿tlómle los pasatiempos,
y
recreaciones? ¿dónde la compañía,
y
mnchetlumhrc de los criados? Uégate mas cerca ,
y
no hallarás mas
que polvo , ceuizas, gnsanos ,
y
huesos hediondos; pero dentro tle
tí
tienes molivos para humillarte, no has mencste1· buscarlos de fue–
ra
(3);
porque cua11to al cuerpo, tu origen es lodo,
y
tu fin es pol–
vo; tu carne es flor
(f1)
y
ltc·110,
<1ue preslo se marchila; tu vida es
tm soplo , y vapor, <1ue presto se pasa. Como fuego te enciendes,
y
como caüaleja te convertirás en ceniza ; como tempestad te le-
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