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t.emais, sé que buscais á Jesus; no esta aquí
porque ha resucitado. Id
y
anunciad
á
Pedro
y
á sus discípulos que delante de ellos vá
á
Gali–
lea; allí le vercis.
»
Mientras tanto los guarJias llegaron
á
la ciu–
dad y refirieron
á
los principcs de los Sacerdo–
tes Jo que babia sucedido ; estos conferenciaron
con los ancianos v resolvieron dar á los solda–
dos una gran suma de dinero, para que dijesen
al pueblo, que habiendose quedado dormidos á
la medi::i noche, durante su sueño, los dü,cipu–
los de Jésus habían venido
y
robado el cuerpo.
Al saber la noticia Pedro
y
Juan se dirijieron
al sepulcro, y habiendo visto en
el
él sudario
y
la . sábana con que habia sido envuelto Jesus,
creyeron que babia resucitado y se regresaron.
Pero Maria Magdalena que había permanecido
JJorando cerca del sepulcro, vi ó en el sitio en
que Jcsus había sido colocado dos Angeles Yes–
tidos de blanco que Je dijeron: -
«
Muger,
¿por qué lloras? ,, -
«
Se han llevado
á
mi
Señor;
y
no sé donde lo han puesto,
»
respon–
dió Ja Magdalena;
y
mirando atrás. vió
á
Jesus
parado; pero no le conoci ó,
y
tomandole por el
que cuidaba el ja.rdin que rodeaba -el sepulcro
le dijo: -
«
Si eres
tú
el que has llevado el
cuerpo, dime donte lo has puestos y yo Jo lle–
varé. ,,
Jes11s
la
llamó por su nombre: -
«
!Maria!
»
En este momento ella lo reconoció
y
extendiendo hácia él
las manos,
exclamó :
«
! Mi maestro l
,, Pero Jesus le dijo: -
a:
No
me toques porque todavía no he subido donde
mi Prade; vé
á
encontrar
á
mis discípulos y di-