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Para que el dia siguiente que era Sabado , no
permaneciesen los cuerpos en la Cruz, Jos ju–
díos hicieron romper las piernas
á
los ladrones
que aun estaban ' 'ivos; pero habiendo encontra–
do
á
Jesus, muerto, uno de los soldados le abrió
con una lanza el costado, del que salió sangre
y
agua. José Arimathea, discípulo de Jesus, pidi ó
á
Pilatos el cuerpo de su Maestro pnra sepul–
tarlo;
y
acompañndo de Nicodemo, lo bajó de
Ja Cruz, y nmbos lo envolvieron en un lieozo
,.
con aromas
y
perfumenes
y
lo sepultaron en un
sepulcro nuevo, nbierto en una roca, que cubrie–
ron con una enorme piedrn. Al dia sigui ente por
Ja mañana los príncipes de los Sacerdotes se reu–
nieron en casa de rilatos;
y
le dijeron que ha–
biendo anunciado Jesus que resucitnria al tercer
dia, era necesario poner guardias ni sepulcro,
para que sus discípulos no se robas en el cuerpo
y
dijernn que hnbia resucitado. Pilatos les dió
· guardias,
y
habiendolas colocado al rededor del
sepulcro, sellaron la piedra que lo cubría
y
se
retiraron.
Res urreccion
-A la madrugada siguiente
del Sabado, Maria Magda!en::i, Maria madre de
Santiago, y Salomé, yinicron ni sepulcro trnyen–
do perfumes para ambal samar el cuerpo de Je–
sus. Repentinamente tembl ó la tierra:
y
un án–
gel r es plandeciente como el relampago , y cuyos
vestidos eran blancos como la nieve, bajó deJ
Cielo,
y
levantando la piedra que cubría el se–
pulcro se sentó sobre ella. Los guardias sobre–
cojidos de espanto cayeron en tierra
y
despues
huyeron; pero el ángel dijo
á
las mugeres-: a:No