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pero un ángel Jos sacó de la cárcel
y
al dia si–
guiente Pedro se presentó en el templo predi–
cando a\ pueblo. Tomados nuevamente fueron
llevados ante el Sanhedrin ; los Sacerdotes pen–
saban en hacerlos morir, cuando un sábio
fariseo
llamado Gamaliel
les dijo :
«
No os
mezcleis con estos hombres; porque si su obra
procede de ellos desaparecerá por si misma;
pero si viene de Dios no podreis destruirla.
»
Este prudente consejo fué seguido por el San–
hedrin ; mas antes de ponel'los en libertad los
azolaron
y
les pro-hibieron hablar en nombre
de Jesus.
Estad.o
ele la
Iglesia prim.ithra. -
La naciente Iglesia de Jerusalem estaba animada
del verdadero espíritu evangélico : los fü'les
formeban un sólo cuerpo,
y
no lenian mas que
un mismo sentimiento; su vida estaba consa–
grada al trabajo,
á
la oracio11
y
á
la lectura de
los libros sagrados; no habi:J entre ellos pobres
ni ricos, porque lodos vivian en comun;
y
los
que se convertían . entregaban sus bienes
á
Jos
apóstoles que eran los enéargados de hacer_ las
distribuciones. Para mantener este santo fervor
y
un sentimiento de temor
y
respeto hácia los
apóstoles permitió Dios un
terrible castigo :
Ananíus
y
su esposa Safira, rccien convertidos,
vendieron sus bienes,
y
reservando de acuerdo
una parte del producto de la venta, Ananías
entregó el resto
á
San Pedro asegurando que
era el precio total de su hacienda. Pedro le
dijo : Ananías ¿no podías haber retenido todo
el preeio de tu campo? Nos has mentido
á
los