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flujo de sangre, seguia á Jesus diciendo entre
si, "si yo puedo tocar su vestido quedaré sana;"
y acercandose tocó la orla de su manto; y en el
instante quedó curada. Conociendo Jesus que
había salido de él una virtud dijo: - "¿Quién ha
tocado mi ropa?" Les discípulos le contestaron:
"Ves la multidud que te estrecha,
¿y
preguntas
quien te ha tocado?" Mas él volviendose á la
muger, que se arrodilló en su presencia
le
di–
jo : "Hija mia , tu fé te ha salvado.,, Cuando
llegó á la casa de Jairo encontró
á
la familia
que lloraba porque la j óven ya habia muerto;
pero él hizo salir á todos y seguido de los pa-
dres y de sus tres discípulos Pedro, Santiago
y
Juan, entró en la habitacion en que estaba el ca–
dáve r, y tomandolo de la mano dijo:" Levante,
hija mia." La jóvcn se leventó
y
empezó
á
andar, , u.
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quedando todos llenos de admiracion.
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En
ot.raocasion, al llegar á 13 ciudad de Nain , \ "' \
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encontró Jesus un acompañamiento fúnebre que
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llevaba á enterrar á un j óven, hijo único de una
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viuda. Conmovido á la vista de tantas personas
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aflijidas, se acercó á ellas
y
les dijo: - "No !lo-
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reis;" y haciendo detener el ferretro, lo tocó y
dijo: - ', Jóven levantate;"
y
el muerto se le-
vantó. Los concurrentes asomprados decian : -
"Entre nosotros está un gran profeta
y
Dios ha
visitado á un pueblo."
Habiendo encontrado Jesus un dia á un ciego
de nacimiento, sus discípulos le dijeron : -
''¿Quién ha pecado para que rste hombre sea cie–
go él, ó sus padres?" - "Ni él ni sus padres
han pecado, respondió Jésus, este hombre ha