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creían;
y
Jesus les respondi ó : "¿No habeís
leido lo que ha dicho el mismo Dios? Yo soy el
Dios de Abraham, de Isaac
y
de Jacob; Juego
Dios no es el Dios de los muertos sino el Dios
de los vivos.
»
Tambien le preguntaron los fariseos: '' Maes–
tro,
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cuál es el mayor mandamiento de la ley?"
El les respondi ó : " Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazon, con toda tu alma
y
con
todas tus fu erzas . Hé aquí el mas grande y el
primero de los mandamientos; hay otro segun–
do que es semejante á este ; amarás á tu pró–
gimo como á
lÍ
mismo. De estos dos manda–
mientos dep ende n toda Ja ley
y
los profetas.'
1
En seguida anunció Jesus
ú
sus discípulos la
ruina de Jeru sa lem y del templo, las persecu–
ciones
y
martirios que por él debian sufrir y el
establecimiento del Evangelio ; y liablandoles
de la resureccion de Jos muertos, pasó á tratar
' del juicio final y describió el fin del mundo con
estas palabras: "Llegará un dia en que el hijo
del hombre aparecerá en tod a su magestad
y
enviará delante de sí á sus Angeles, que al
sonido de la trompeta reunirán á los elegidos.
Se sentará sobre el trono de su gloria y todas
las naciones se juntarán delante de él; y como
el pastor que separa á las ovejas de los cabri–
tos, pondrá las ovejas á su derecha
y
los cabri–
tos á la izquierda. Entónccs dirá el Señor á los
que están á su derecha : Venid, benditos de
mi padre,
tomad posesion del reino que os
estaba preparado desde el principio del mundo;
porque tuve hambre y me disteis de comer,