•
--
212 -
se hacia de las dignidades eclesiásticas;
y
aunque
graci_as á su actividad, génio
y
carácter logró
implantar algunas reformas,
no
pudo realizar su
plan
y
murió en lo mas crudo de la lucha. En–
tre sus s-ucesores son notable§ Urbano 11, el pro–
movedor de las cruzadas, que continuó la guerra
de las Investiduras
y
sostuvo dignamente las
las ideas de Hildebrando
y
Calixto
11
que amante
de la paz celebró el Concordato de Worms que
reconoció la libertad de la Iglesia en los asuntos
espirituales.
RestaU1."'acion del poder Papal ;
Ale–
jandro III, Inocencio III -
Durante la
época de las cruzadas los Papas que como gefes
de la cristiandad las habían promovido y au–
torizado, consolidaron el prestigio que desde
Hildebrando habian recuperado. Así en las guer–
ras de los emperadores de Alemania contra la
Italia el Pontífice fué considerado como defensor
-de la libertad y gefe del partido nacional que
quedó triunfante cuando Alejandro
Ifl
celebró
con el emperador Federico Barbarroja, vencido
en Legnano, la paz de Venecia en que fué re–
conocida la independencia de la Italia
y
la liber–
tad de la Santa Sede. El poder pontificio. se
acrecentó á principios del siglo XIII con el gran
Inocencio IIl (1198) uno de los J;>apas mas ilus–
tres que han ocupado la cátedra de San Pedro;
como tutor de Federico 11 gobernó la Sicilia por
medio de sus legados
y
ejerció grande influencia
en el Imperio; obligó á Filipe Augusto rey de
Francia
á
unirse á su exposa, poniendo su reino
en entre dicho ; excomulgó
a
Alfonso IX rey de