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que sucesivamente gobernaron en Roma; á la
muerte de Clemente VII le sucedió en Avignon
Benedicto XIII (Pedro de Luna) que dominado
por un carácter ohstinado opuso insuperables
obstáculos para conseguir µn avenimiento. Al
fin, para poner término. á esta anarquía, los
Carden ales de las dos obediencias, de acuer–
do con los Principes, se reunieron en el Con–
cilio de Piza
y
citaron á los dos Papas que l
habiendose negado á comparecer, fueron de–
puestos
y
elegido Alejandro V, con lo que hubo
tres Papas y el desórden y confusion llegaron á
_su colmo. Muerto Alejandro V,
á
los diez meses
1
de su eleccion, le sucedió Juan XXIII (Baltazar .
Cossa) que á instancias de Sigismundo, empe–
rador de Alemania, convocó el Concilio de
Conslanza para restablecer la unidad de la
Iglesia. Esta asamblea depuso
á
los tres Papas
1
y
eligió
á
Martín V. Juan XXIII
y
Gregorio XII
abdicaron
y
Benedicto XIII, que se negó
obst~- ~
nadamente
á
hacerlo, abandonado por sus
par~
i
tidarios, se estableció en Peñíscola, en donde
se consíderó hnsta su n:iuerte como Papa legitimo.
Parecía terminado el cisma cuando las desave–
nencias de Eugenio IV con el Concilio de Basi- .
lea, que Je depuso
y
eligió Felix V, amen azaron
á
la Iglesia de una nueva separacion; pero el
Concilio de Basilea no pudo sostenerse
y
Felix V
~
abdicó en tiempo de Nicolas V sucesor de Euge-
~
nio IV, que restableci ó Ja paz
y
unidad de la
¡
Iglesia.
.
Tollla de Constantinopla-Conducta
de los Papas_.
Durante el pontificado de