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níngun elemento eficaz de mejora ;
y
haciendo–
se cada vez mas indispensable una regeneracion
social,
é
impotentes los medios humanos para
realizarla, fué necesario el auxilio divino, único
que pudo salvar al mundo.
Los Judíos
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Este pueblo dominado por
sus grose1·os instintos, y que siempre se distinguió
por su infidelidad para con Dios, habia caido en
la mayor dcgradacion : mezclaLa con los santos
principios de
Ja
religion de Moises, las supers–
ticiones mas groseras, que eran enseñadas por
los doctores como
tradiciones auténticas ; el
orgullo y la presuncion llegaron
á
formar el ca–
rácter de este pueblo, que creycndose de una
raza distinta
y
privilegiada, vió con desprecio
á
los demas;
y
seguro del favor divino se entregó
á
los vicios
y
se hizo turbulento
y
sedicioso, oca–
sionando frecuentes
y
sangrientos disturbios.
Las sectas de los Fariceos, Saduceos
y
Ese–
nianos que entónces se formaron, Iéjos ele con–
tener
á
los Judiqs, no hicieron mas que preci–
pitarlos en el desórden
y
en la corrupcion. Los
Fariceos, á quienes Jesucristo llamó "Sepulcros
blanqueados," se distinguían por su hipocrecía,
aparentando virtudt:s cuando estaban dominados
por lodos los vicios. Los saduceos, que hacian
alarde de poseer la ciencia, llevairn n
la
inmora–
lidad hasta negar la inmortalidad del alma ;
y
los
Esenianos, aunque esentos de la corrupcion que
dominaba
á
los anteriores, queriendo establecer
una moral severa degeneraron en visionarios
y
llegaron
á
condenar el matrimonio
y
muchos
goces lícitos. Ninguna de estas tres sectas po-
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