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esfuerzos del hombre,
y
el establecimiento defi–
nitivo
y
progreso constante de la Iglesia , funda–
da
y
sostenida por la omnipotencia del hombre
Dios.
~. ª
La Historia de la Iglesia es tambien la
historia de nuestra Religion ;
y
asi como todo
individuo siente la necesidad de conocer la his–
toria del pais en que ha nacido
y
de la sociedad
á que pertenece, en nuestro carácter de católi–
cos nos es indispensable este estudio que es el
de nuestra patria espiritual, el de la sociedad
en que vivimos
y
á la que perteneceremos aún
des pues de nuestra muerte. 3. ª La Historia Ecie- ,
siáslica dá el conocimiento
y
explica cion de
mu~hos
preceptos,
fiestas
y
ceremonias de
nuestro culto que siendo cristianos nos se–
ria vergonzos0 ignorar.
4-. ª
La Historia Ecle–
siástica es una leccion práctica de moral : e la
nos muestra el heróico entusiasmo con que el
niño débil, Ja tímida doncella, el an ciano des–
fallecido
y
todos los que han estado poseídos
de la fé en Jesucristo, marchaban al suplicio
para defender con su sangre la virtud
y
los
santos principios que nuestra Reli gion proclama.
5. ª Finalmente, la facilidad del estudio de Ja
Historia Eclesi ástica es tambien otra de la s ra–
zones que deben obligar á emprenderlo , siendo
por demas vergonzoso el que ignorémos aconte–
cimientos que está n al alcance de todo hombre
media11amente educado.
Principio de la Historia Eclesi á s–
tica.
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Aunque la Historia Eclesi ás ti ca co–
mienza propiamente con
la predicacion del
Evangelio por los ap óstoles, es conveniente ocu
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