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SENOR
NUESTRO.
En esta cueva , pues, que servia para re<;ogerse ea
élla las bestias't fué en <donde : la santísima Vírgen,
sin~
tiendo como
á
media .noche,
que
babia 1legado el
t~l7 ¡..
mino de su parto
; ·dió
·á
luz á· Je-sucristo sin padecer el
-menor ;dolor, y sin dexar de. ser la mas pura de las
vír~
genes. Fué esto el año
6000
de la creacion del mundo:
2957 despues del diluvio:
2075
despues del nacimiento
de Abrahan:
1510
despties de Moyses, y ,del tiempo en
que . el pueblo de Israel salió de E&ipto:
1032
despues
que David fue ungidu y consagrado rey: la .semana
65
segun la profecía de Daniel: en la Olimpiada r94 : el
año 752 despues de la · fundacion de Roma : el 42 del
imperio de Octaviano Augusto, gozando todo el universo
~e
una profunda paz en la sexta edad del mundo. En
este dia afortunado , que era el
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del mes de diciem–
bre, y .
~ue
es el punto fixo de la era ó época cristia–
na, nacio en Belen Jesucristo , el Mesías prometido, el
Rey, el soberano Señor de cielo y tierra, el Salvador
del mundo, nuestro Padre, nuestro Juez, nuestro Reden–
tor , nuestra salud.
Por mas obscuro que fuese, segun el mundo, este
nacimiento , sin embargo se publicó al mismó instante
no solo en el pais vecino , sino tan1bien en los pueblos
mas distantes. Envió Dios sus ángeles
á
anunciar el na–
cimiento del Mesías
i
algunos pastores que velaban en -
los alrededores de Belen ei;i la guarda de sus ganados,
al mismo tiempo que
á
los Magos de Oriente l s hizo
ver
uh
nuevo astro que les anunciaba el mismo naci–
miento. Un ángel lleno de luz y de resplandores se apa–
reció de repente
á
los pastores: al principio fuéron asal–
tados de un gran temor; pero el 1nismo Espíritu celes–
tial, cuyo resplaridor los habia aterrado, los serenó
y
calmó bien presto, diciéndoles:
No
temais , porque no
vengo
á
anunciaros !luevas funestas: soy enviado de Dios
para que os anuncie una nueva , que para vosotros
y
para todo el pueblo debe ser motivo del mas dulce go –
zo : vengo
.á
deciros que el Mesías, aquel Salvador desea–
do por tanto tiempo,
y
esperado tantos siglos ha, aca–
ba de nacer en la ciudad de David: este es el Cristo,
vuestro Señor 't. y vuestro Dios, el cual viene á haceros
eternamente felices : le encontrareis en un establo, en
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