VIDA
humiliaciones del hijo, hacen el elogio mas elocuente
y
mas
pomposo de las sublimes grandezas de la madre. Y ála ver–
dad, iSe puede imaginar cosa mas admirable, ni que dé mas
golpe que verá un Dios que se emplea en obedecerá una pu–
ra criatura,
y
que lo mira esto como una es.pecie de obli–
gacion
~
Por ·otra parte,
i
puede haber dignidad mas subli..,
me que la de tener derecho de mandará un Dios? ¡Que hu–
mildad la de Jesucristo: en estar sujeio á José y á María! ·
iY
qué gloria es comparable á la de María en tener la mis–
ma autoridad sobre Jesucristo, que tienen todas las madres
sobre sus hijos? i,Qué se puededecir de una pura criatura que
dé una idea mas alta de su excelencia, de su santidad, de su
mérito
y
de su poder, que decir que Jesucristo, ·este Dios–
Hombre la estaba
sujeto~
i,Qué título de nobleza mas bien
fu.ndado, qué calidad mas respetable, qué superioridad mas
visible
y
mas bien establecida sobre todos los ángeles
y
hom·
bres, que la que la da á la santísima Vírgen su augusta
.é
incomparable cualidad de madre de Dios'? Pues esto ·es lo
que significan, y lo que dicen estas palabras del evangelio:
Y
J
esus les estaba sujeto :
Et
erat
subditus illis.
§.
XXII.
Lavidaescondidade lasántísimaVfrgen enNazaret.
Por su respeto hace el Salvador su primer milagro
en las bodas de Caná de Galilea.
~Aas
fácil es imaginar, que explicar, dicen los santos PP.
las eminentes virtudes que la santísima Vírgen practicó en
los diez
y
ocho años de aquella vida obscura
y
escondida
que pasó con su querido hijo en la humilde condicion de ar–
tesano
á
que estaba reducido san José para tener con que
vivir; pero la ·pobreza.. de la familia no envilecia la noole–
za, ni la obscuridad de la condicion obscurecía su lustre
y
resplandor. La santísima Vírgen pasó todo este tiempo en
una profunda, pero dulce soledad, la cual se la hacia tan
·deliciosa la presencia visible de Jesucristo , como lo es la
que gozan los espíritus bienaventurados en el cielo_.
iQuién es capaz de referir cuáles eran las piadosascon–
versaciones de la madre con el hijo, y las dulzuras
d~
que