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DOMINGO QUINTO

Sanhedrin, establecido solamente en Jerusalen, compues–

to de setenta

y

dos personas de las mas distinguidas: lla–

mábanle tambien el consejo supremo, adonde se llevaban

las causas mayores,

y

juzgaba definitivamente, y sin ape–

lacion, condenando los reos

á

las penas mas rigurosas.

Queriendo

J~sucristo

dar á conocer á aquel pueblo grose–

ro el gran pecado que es el odio contra el próximo, y con

qué severidad es castigado en el tribunal de la justicia

divina, segun los diferentes grados de la malicia, se sirve

de la diferencia sensible de la jtuisdiccion de estos tribu–

nales, para dar una justa idea de la gravedad del pecado,

poniéndoles delante el rigor de los diferentes suplicios, á

que estos diferentes tribunales condenaban los mas enor–

mes delitos. Por m;i s interior

y

mudo que sea el odio, no

es menos pecado grave delante de Dios; y así recibirá

el mismo castigo

á

proporcion que recibida un reo en el

tribunal del juicio, donde se condenan

á

muerte los homi–

cidios:

Reus erit judicio.

Pero si este odio· sale fuera,

y

prorumpe en palabras ofensivas

é

injuriosas, hasta tratar

á

un hombre de tonto, de necio, de hombre de poco jui–

cio,

raca;

será castigado por Dios tan severamente, como

lo -eran los reos acusados al tribunal del consejo, adonde se

llevaban los delitos graves, y todas las causas mayores;

Qui dixerit

fratri

suo, Raca, reus erit concilio.

Si menos–

preciar solamente á un hombre, y tratarle 'de hombre de

poco juicio, es delante de Dios un tan gran pecado:

i

qué

pecado será arrebatarse hasta llamarle necio

é

insensato~

Merecerá

á

proporcion de1ante de Dios lo que merece de–

lante de los hombres un delito, que hace sea condenado

el reo á ser quemado vivo :

Qui

autem dixerit, Fatue, reus

erit

gehennce

ignis.

Por esta graduacion de diferentes peca–

dos, menores todos que el homicidio, hace ver el Salva–

dor cuan lejos estaban los escribas de entender el verdade–

ro sentido de la ley; pues el menor de estos pecados me._

recia una pena igual

á

la que éllos aplicaban al homicidio:

pues una injuria atroz merecia el fuego del infierno:

Reus

erit

gehennce

ignis.

San Gerónimo nos enseña el verdadero orígen de este

nombre

gehenna,

y

su signiflcacion. Dice el Santo, que

babia un ídolo de Baal

ó

de Moloc cerca de Jerusalen en

un valle l,lamado

Gehennon,

ó

el valle de los hjjos de En·