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DESPUES DE PENTECOSTES.

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Audistis quia dictum est antiquis: non bccides:

Sabeis

que se dixo

á

vuestros antepasados: no matarás ; y el que

matáre, merecerá ser condenado en el tribunal del juicio:

Reus erit judicio.

Este tribunal estaba establecido en las

ciudades mas principales, y se componía de veinte

y

tres

jueces. Juzgaba las causas criminales, y podía condenar

á

muerte. La ley, pues, dada

vuestros padres, que pro–

hibe el homicidio, condena la accion externa, dice el Sal–

vador, sin hablar de la voluntad que se tiene de execu–

tarla;

y

los escribas

y

fariseos, que son vuestros doctores,

limitan este precepto á la sola prohibicion de dar la muer–

te efectivamente.

Ego autem dico vobis:

Pero yo os digo,

que el odio, las injurias, las calumnias pueden hacer

á

un

hombre homicida delante de Dios,

y

digno del último cas–

tigo. Moyses os habló solamente de la muerte efectiva:

pero yo que soy vuestro supremo y primer legislador,

y

vuestro soberano Juez, os digo que la ira

y

el odio que

· concebís

ó

manteneis en vuestra alma, es un delito grave,

pues ofende

á

una persona que debíais amar como

á

vos–

otros mismos:

á

una persona que estais obligados

á

esti–

mar como á vuestro hermano, como

á

quien tiene el mis-

mo padre que vosotros.

.

Ego autem dico vobis: quia omn is , qui irascitur fratri

suo, reus erit judicio. Qui autem dixerit fratri suo, Raca,

reus erit concilio. Qui auteYJ? dixerit, Fatue, reus erit gehen–

nte ignis.

Pero -yo os digo, que el que se enoja contra su

hermano, merece ser condenado por el tribunal del juicio;

el que dixere á su hermano, hombre de poco

juicio

,

me–

rece ser condenado por el tribunal del consejo ;

y

el que

le dixere, insensato

ó

fatuo

1

merece el suplicio del fu ego.

Para penetrar bien,el sentido de las palabras del Salva·

dor, es necesario saber, que babia entre los judíos tres

tribunales

ó

grados de jurisd:ccion , á los cuales se lleva–

ban todas las causas. El primero era el inferior de todos,

compuesto de tresjueces solamente, en el cual se impo–

nían penas ligeras por delitos poco considerables. El segun·

do era el tribunal que llamaban del juicio: componíase de

veinte

y

tres jueces, y le habia en todas las ciudades de al–

guna consideracion; en él se juzgaban las causJs crimina–

les,

y

podia condenará muerce. El tercero era el tribunal

del consejo, por antonomasia el gran consejo, llamado

í