DESPUES
DE
PENTECOSTES.
33r
gion;
y
no contento con haberle explicado, quim hacer–
les todavía mas pal pable esta verdad por medio de una
parábola que hacia ver claramente, que el qüe no per–
dona á sus hermanos , no debe esperar que Dios le per -
done
á
él.
El reyno de los cielos, les dixo, es semejante
á
un rey
que quiso tomar cuentas
á
sus criados; como si
dixera~
segun la fra se
y
estilo de la Escritura:
Dios
se portará
coa
vosotros como un rey que toma cuenta
á
sus. criados. Fi–
gu ráos, pues,
á
un príncipe que manda vengan todos sus
ministrns, para ver por sí mismo y examinar sus cuen–
tas~
habiendo recorrido lo que le debia cada uno, quedó
aturdido al ver que uno de éllos. le debia diez. mil talentos,
es decir una suma excesiva. Con esto quiere dar á en–
tende.r Jesucristo las muchas culpas
y ·
pecados de que
son deudores á la justicia divina, no solo los. pecadores de
profesion, sino aun aquellos que pasan,
y
que en la rea–
lidad son sus
siervos ~
Por excesiva que sea la suma , el
príncipe quiere ser pagado sin que falte un maravedí; pe–
ro viendo que el criado no tenia de donde pagar, man–
da que se apoderen al instante de cuanto tiene,
y
que si
es menester le vendan
á
él,
á
su muger
y
á sus
hijos
hasta
gue la deuda quede cubierta. Viéndose aquel infeliz per–
dido
sin remedio,
y
reducido
á
la
~ltima
desesperacion,.
implora la bondad
y
la clemencia de su amo: póst rase
á
sus pies ;
y
echo un mar de lágrimas, le suplica le dé al–
gun tiempo, prometiéndole pagarle toda la suma:
Patien–
tiam habe in me , et omnia reddam tibi:
Ten paciencia, es–
pérame , y te ]o pagaré todo. Compadecido el buen amo
del c riado , le perdonó toda la deuda.
Saliendo este criado de la presencia de su señor , en–
contróse con otro criado compañero
suyo
que le debia
la
corta swma de cien denarios; esto es, un solo talento,
]a diferencia era tan notable como de un talento
á
diez
mil. Apenas le hubo visto, cuando olvidándose de la ma–
nera con que acababa de ser tratado ,
le-
asió. por la gar–
ganta ,
y
le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes:
R edde qztod debes
:
echóse
á
sus pies el deudor todo tem–
blando,
y
le dixo rogando
y
suplicando: Ten paciencia,
espérame, yo te pagaré todo lo que te debo; pero el
acreedor inexorable , duro,
é
insensible á sus ruegos
y
á