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DESPUES DE PENTECOSTES.
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RE FLE XI ON E S.
Redimiendo el tiempo porque los dias son malos.
El tiem–
po es demasiado precioso para que no sean estimables los
dias : los días no son malos sino por el mal uso que hace–
mos del tiempo. Sería menester conocer el precio inesti–
mable del tiempo para comprender la gran pérdida que
es el emplearle mal. El
tiempoes una cosa tan preciosa,
que todas las honras
y
bien.esdel mundo no valen lo que
vale un solo momento ;
y cuando no se hubiera emplea–
do sino un momento para adquirir todos los bienes del
mundo , si no hay mas que esto , se puede decir que de–
lante de Dios , que juzga sanamente de todas las cosas,
se ha perdido el tiempo. No hay réprobo en el infierno
que no estuviera pronto á dar todos los reynos
y
todos
los bienes del mundo, si fuera dueño de éllos , por tener
un momento de aquel tiempo que gastó en bagatelas , y
que nosotros gastamos en lo mismo. Concibamos., si es
posible, lo que es la gracia , la cuál no es menos que el
precio de la sangre y de la muerte de un Dios: conci-'
bamos lo que vale la posesion de un Dios en la mansion
de los bienaventurados. El tiempo no se nos ha dado si–
no para aumentar cada momento esta gracia , para me–
recer con la ayuda de la gracia el rey no de los cielos,
la mansion de los bienaventurados. Se puede decir con
verdad, que cada momento que no hemos empleado en
hacer la voluntad de Dios , hemos perdido mas que si
hubiéramos perdido todos los te oros de la tierra. Lo que
por toda la eternidad no podrán hacer los santos en
d
cielo con los actos mas perfectos de amor de D ios , que
es merecer un nuevo grado de gloria , lo puedo hacer ca–
da momento con un solo acto de caridad. Lo que los ré -
probos no podrán hacer en toda la eternidad con su'i llo- •
ros, con sus pesares,
y
con todo
sus incompren ibles
tormentos, que es aplacar el enojo de Dios,
y
obtener el
perdon de su culpas,
pu~do
yo ha cerlo cada momento.
Comprendamos por aquí el precio , el mérito , el in–
estimable valor de este tiempo que perdemos sin escrú–
pulo y sin dolor.
i
De qué precio no
pare~erá
á
l~ ho~a
de la muerte aquel tiempo que se. h.a hUJdo para oos-