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DOMINGO CUARTO

deshecho, disipado por este ungido del Señor: toda la ma–

lignidad de la envidia

y

del ódio de Saúl frustrada; final ..

mente, David vencedor de todos sus enemigos despues

de tantos riesgos , persecuciones y reveses , tranquilo y

pacífico sobre el trono iPOdia menos de tener una con..

fianza firm_e en la bondad

y

en la proteccion de su

Dios~

La epístola de la misa de este dia se tomó del pasage

de la carta de san Pablo á los romanos , donde el santo

Apóstol dice que los que por el bautismo han recibido el es–

píritu de adopcion, que nos hace hijos de Dios,

y

cohe–

rederos con Jesucristo de la gloria futura, por la cual sus–

pira todo fiel, reputan por nada todo lo que hay que pade–

cer sobre la tierra, en comparacion de la recompensa que

nos está preparada en el cielo, adonde deben dirigirse to–

dos nuestros deseos. Toda esta epístola se encamina á ins–

pirarnos una gran confianza y aliento en las mayores ad–

versidades.

Existimo

,

dice el santo Apóstol,

quod non sunt con–

digna? passiones hujus temporis ad futuram glorian,

,

qua?

revelabitur in nobis:

estoy persuadido

á

que las aflicciones

del tiempo presente no tienen proporcion alguna con la

gloria futura que resplandecerá en nosotros. Sería preciso

comprender desde esta vida lo que es esta gloria : sería

preciso gustar sus dulzuras inefables, puras, llenas, per–

fectas ,

y

que exceden

á

todo cuanto el espíritu humano

puede sentir ó pensa.r : sería preciso estar como sumergi–

dos en aquel torrente de delicias con que Dios embriaga

á

sus escogidos, para ver la infin-ita desproporcion que hay

entre lo que padecemos en este lugar de destierro,

y

la re–

compensa que nos está preparada en la patria celestial. Por

unas pocas sombras de humillacion , ¡qué honra, qué glo–

ria,

buen Dios, en el cielo, donde el menor de.los santos

es el objeto de la admiracion, del respeto , de la profunda

veneracion de los mas grandes monarcas del mundo! Por

algunas puntas de dolor, ¡qué torrente , qué abundancia

de dulzuras no reserva Dios á los que le sirven!

Quam mag–

na multitudo dulcedinis tua?; quam abscondisti timentibus

te!

Finalmente, por cuatro momentos de penalidades

y

de

aflicciones pasageras, una felicidad pura y perfecta, que no

tendrá jamás fin.

Id enim, quod

in

prtesenti est momenta-

11eum et leve tribulationis nostra?,

dice

san

Pablo

en

su

se-