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DESPUES DE PENTECOSTES.

15

falta de tiranos lo es de nosotros nuestro propio corazon,

nuestra imaginacion, nuestro espíritu. Un avaro es po–

bre en medio de sus tesoros. iUn ambicioso estuvo jamás

contento con su

elevacion~

La soberanía tiene sus altos

y sus baxos,

y

el cetro sus cruces y sus espinas. Ningun

dia hay sobre la tierra sin alguna turbacion, hasta los

mas serenos se ven turbados frecuentemente por borras–

cas

y

tempestades que no se esperaban. La calma no es

fruto nativo de esta vida; en todos los sexos, en todas

las edades

y

en todas las condiciones hallamos un fondo

de inquietud , de penas, de enfermedades

y

de pesadum–

bres que nos humilla. Todo esto es una prueba necesaria,

es efecto propio de nuestra nada. Despues de esto,

iPO–

demos sentir la menor pena en humillarnos baxo la po–

derosa mano de Dios? ¡Ay! demasiada pena, demasiado

trabajo nos cuesta esta humillacion ,

y

esto es lo que de–

be humillarnos mas. Nuestra soberbia nativa es una de

nuestras mas sensibles humillaciones. Ninguna cosa prue–

ba mejor lo pobres, lo flacos

y

lo misera bles que somos.

Nos reimos cuando vemos un mono vestido de héroe, ge–

mimos cuando vemos

á

un morfüundo que no ce a de de–

cir que le va bien, tenemos lástima de un hombre vil que

se imagina ser un gran príncipe. Toda la prudencia está

propiamente· en ser verdaderamente humildes.

El evangelio es del capitulo

1;.

de san Lucat.

In illo tempore: Erant appropin-

En aquel tiempo: Se llegaban

á

quantes ad Jesum publicani et

J

esus los publicanos y pecadores

peccatores, ut audirent illum; et.

para oirle,

y

mu rmuraban los

fa–

murmurabant phari.riei et .rcribce,

riseos

y

los escr ibas diciendo : És–

dicentes: Quia hic peccatore.r re-

te admite á los pecadores, y come

cipit, et manducat cum illis. Et

con éllos. Y él les contó esta pa–

ait ad

illos parabolam i.rtam,

rábola, diciel'ldo:

tQué

hombre de

dicen.r: Qui! ex vobi.r horno qui

vosotros , téniendo cien ovejas

y

habet centum oves, et .ri perdí-

pérdiendo úna , no dexa las no:–

derit unam ex illi.r, nonne di-

venta

y

nueve en el desierto,

y

mittit nonagintanovem

in de-

va á buscar la que se babia per–

serto, et vadit ad illam,

qu12

pe-

dido hasta encontrarla? Y en ha–

rierat

,

donec inveniat eam? Et

liándola, la pone sobre sus bom–

cum invenerit eam

,

imponit in

bros gozoso;

y

volviendo

á

ca–

humeros suo!' gauden.r-, et venien.r

sa convoca

á

los amigos

y

veci-