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DESPUES DE PENTECOSTES.

2or

el orgullo del espíritu , dicen los padres,

y

no habrá he–

reges. El error jamás echó raíces en un espíritu humilde,

y

en un corazon puro.

El evangelio es del cap.

17.

de san Lucas.

In illo tempore: Dum iret Je–

.tus

in Jerusalem

,

transibat

per mediam Samariam

,

et Ga–

lili:eam. Et cum

ingrederetur

quoddam castellum, occurrerunt

ei decem viri leprosi, qui stete–

runt d longe

:

et levaverunt vo–

cem

,

dicentes: Jesu prieceptor,

miserere nostri. Quos ut vidit,

'dixit: Ite, ostendire-v os sacer–

vlotibus. Et factum est, dum

if'ent

,

mundati sunt. Unus a.u–

tem ex illis,

,

ut vidit quia

mundatus est, regressus est,

CUr!J

magna voce magnificanJ'

Deum

,

et cecidit in faciem an–

te peder ejuJ', gratiaJ' agenJ':

et hic erat samaritanus. Res–

pondens autem JesuJ'

,

dixit

:

Nonne decem mundati sunt? et

novem ubi J'Unt

?

Non eJ't

in–

ventus qui reddiret et daret

gloriam Deo, nisi hic alieníge–

na. Et ait

ilti

:

Surge

,

vade,

quia fides tua te salvum fecit .

En aquel tiempo: Caminando Je–

sus á J erusalen , pasaba por medio

de Samaria

y

Galiléa. Y al entra)'.

en cierra aldea , le salieron al en–

cuentro diez hombres leprosos, los

cuales se pararon

á

lo lejos :

y

le–

vantaron Ja voz diciendo :

J

esus

maestro ; ten misericordia de nos–

otros.

Y

luego que los vió , dixo •

Id , man'ifestáos

á

los sacerdote,?,

Y

sucedió que cuando iban quedf!r-on

&anos. Uno de

~llos,

luego que ad–

virtió que habia sido limpiado, vol–

vió engrandeciendo á Dios en voz

alta ,

y

se postró boca abaxo

á

sus

pies , dándole gracias :

y

éste era

samaritano.

Y

hablando Jesus, d ixo:

¿No han sido diez los que han sido

sanados

?

¿ pues d ónde están los

nueve~

No se encontró quien vol–

viese,

y

diese glori a

á

Dios si no

este extrangero.

Y

le dixo: Levánta..–

te , vete , porque tu fe

te hizo

salvo,

MEDITACION.

Que sobre la tierra no hay otro verdadero mal

que el

pecado;

P U N T

O

P R

I M E R

O.

~onsidera

que la lepra se ha mirado

siem~re

en el sen–

t1do moral como la figura

é

imágen del pecado. La ana–

logía es bastante clara. La lepra es una efusion de sangre