Table of Contents Table of Contents
Previous Page  138 / 414 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 138 / 414 Next Page
Page Background

130

DOM:INGO NONO

hacia el Salvador para colmarla de bienes,

y

por haber

abusado tan obstinadamente de ·1a gracia de esta visita;

todo esto, digo, nos sucede todos 1os dias

á

cada uno en

particular, aunque no con tanto estruendo. Ha

y

tiempos

y

circutL rancias de tiempo , de que puede depender toda

la economía de la sal vacion de cada uno de nosotros en

particular.

Y

no

saber conocer estas visitas de benevo–

lencia , de misericordia

y

de favor , es arriesgarlo todo,

es

exponernos

á

la última desdicha , es perderlo todo.

Reflexíor:emos de qué consecuencia es aprovecharnos de

estas favorables oca iones, de estas circunstancias de

tiem–

po, de estas ilustraciones, de estos piadosos movimientos

de la gracia. Aquel sermo9 que se acaba de oir, aque–

lla lectura de aquel libro devoto, aquel accidente funes–

to que ha sucedido, esa inspiracion que se ha tenido, son

frecuentemente unas circunstancias bien críticas para

la

sal vacion : son unos medios saludables de predestinacion:

es la visita del Salvador, que nos importa tanto conocer.

¡Cuántas personas hallaban en todo eso el camino del

cielo abierto, el que infaliblemente las hubiera conduci–

do

á

la sal vacion

!

¡cuántas personas tambien se han des–

"(:arriado de él por haber cerrado los ojos á esta divina

luz! ¡cuántas personas se han perdido infelizmente por

no

habe~

querido aprovecharse de esta gracia!

Quia si

cognovisses et tu,

qua?

ad pacem tibi.

A la mayor parte

de los que habiéndose condenado serán por toda la eter–

nidad infelices víctimas del furor divino, se les podrá

decir :

¡Oh

si vosotros hubiéseis sabido conocer las cosas

que eran capaces de daros la paz, de colmaros de toda

suerte de bienes , de procuraros una felicidad eterna! ¡oh

si hubiéseis sabido aprovecharos de aquella fuerte inspi–

racion, de aquella viva luz interior, de aquellos avisos

que Dios os daba por tantas partes! ¡oh si hubieras sabi–

do aprovecharte de aquella enfermedad, de aquella des–

gracia,

de

aquella ocasion favorable, tan propia para con–

vertirte,

y

por lo mismo tan capaz de darte la paz! Aho–

ra

estarías en la mansion de los bienaventurados , lleno

de

gozo,

y

al

abrigo de toda inquietud

y

sobresalto. Pe–

ro

por haber tenido una vida tan criminal ,

y

por esto

mismo una vida tan triste, tan inquieta, tan amarga, aho–

ra gimes en los

fuegos

inextinguibles

del

infierno , entre·