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8z
VIE:RNES SEGUÑDO
los que se
convierten~
iPor ventura creo haber hecho bas–
t ante para
salvarme~ ·
Y si
estoy
precisado á confesar que
no he hecho todavía casi nada,
i
por qué no empezaré
<!lesde ahora á hacer algo'? iacaso creo que mi sálvacion
ha de costar un dia mas barata?
i
ó
que
1o
que yo hago es
de mayor mérito que mi salvacion?
Pero Dios es bueno: Jesutristo mereci ó
él
cielo para
no~wtros:
el haber muerto por todo<; los hombres les da
á
todos derecho á sll gloria. Bello principio ,
y
que nos se–
ría saludable
si
supiéramos sacar de
él
consecuenci as mas
legítima s. Dios es buer:10; ¿y
por
qu ~ ~omos
nosotros tan
malos? Dios es bueno;
i
pues por qué le
ofendes~
Jesuc ri
to
ha muerto por salvarte; -¿pues por . qué no quieres t raba–
jar en tu salvacion
~
Bella respuesta para el H ijo de Dios
ésta: Señor.,
i
no habeis vos padecido
bastante ·~
i
que ne–
cesidad habia que yo
padeci~se ?
Vos h e.beis ¡ muerto por
mí;· ¿era · menester que yo viviese para
vos~
i
Nos atre–
verémos á ·tonfiar en su pasion, mientras· seamos ··e.nemi–
gos de la cruz? Apliquémonos el mérito .de élla como
el
Apóstol.
i
Cuándo dirémos como él: Cumplo en mi car–
ne lo que falta de los dolores y tormentos de Jesucristo?
Lo
din~
desde ahora, dulce Jesus mio; no se dirá ya
que lo dilato. Lo que vos habeis hecho por salvarme, me
da una justa idea del prec io y valor de mi salvacion, y
me enseña perfectamente
lo
que debo hacer. Dadme vues–
tra gracia, Señor, para que no sean inúriles todas estas
resoluciones. Desde este momento todo va
á
ceder
á
mi
alvacion.
JACULATORIAS PARA ENTRE EL DIA.
Die animce mece: Salus tua ego surn.
Salm. 34.
Haced, Señor, que yo oiga dentro de mí mismo que vos
sois mi sal vaci on.
Momentaneum et
leve
tribulationes nostrce::: tE'ternum
g lo–
rice pondus
operatur
in
_nobis.
'2.
Cor. 4.
¡Qué gozo, D ios mio, cuando pienso que mis aflicciones
presentes, que no duran sino un momento y son tan
li–
geras, producen en nosotros un peso eterno de gloria!