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DE CUARESMA.
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Dios bien manifiesta en la predileccion del menor sobre
el primogénito. Y como la salvacion se debe obrar ob–
~ervando
la divina ley, la Iglesia hace en el. introito de
la misa de este dia el elogio
y
el carácter de esta divina
ley.
Lex Domini irreprehensibilis convertens animas testi–
monium Domini ftdele, sa¡fientiam prtestans parvulis.
La
ley del Señor es pura, hermosa, é irreprensible; coñvier–
te las almas reformando las costumbres, y embelesa
á
todos los que la contemplaq. Es fiel en sus promesas, mu–
da el corazon,
y
hace sabios á ]os mas simples. El sal–
mo 18, de donde se ha tomado este introito, es una ex -
c.elente pieza de moral. David confiesa al principio de él,
que los cielos y todos los cuerpos celestiales publican al–
tamente la grandeza
y
la omnipotencia de Dios que los
ha criado: luego da una idea de la santidad de su ley,
muy
á
propósito para hacer santos
é
irreprensibles
á
los
siervos de Dios. Los apóstoles
y
los_ padres han aplica–
do este salmo parte
á
Jesucristo,
y
parte
á
los predica–
dores del evangelio. Teodoreto reconoce en este ' salmo
tres suertes de leyes
ó
-de declaraciones de la voluntad
de Dios
á·
lo's hombres; las cuales son, dice, como tres
voces, que nos enseñan cada una en su lengua particular
á
conocer,
á
amar
y
á servir á Dios. La primera es de
la
naturaleza, que nos habla en las obras del Criador:
la segunda es la de la ley escrita, que nos explica mas
por menor sus voluntades y nuestras obligaciones: la ter·
cera es la de la ley de gracia dada por Jesucristo,
y
gra–
bada en nuestros corazones por el Espíritu santo, mucho
mas perfecta
y
mas eficaz que las otras dos.
La epístola que leemos en la misa de este sábado nos
representa la historia de Jacob, cuyo nombre se interpre–
ta,
el que suplanta,
ó el que se alza con el empleo de
ótro. Era hijo de Isaac
y
de Rebeca: vino al nmndo cqq
su hermano Esaú el año de
2168,
y antes de Jesucris...,
to 1838
ó 40.
Aunque eran melli zos, Esaú tenia el de–
recho de la primogenitura por haber nacido el primero;
pero vendió
ó
cedió esta prerogativa
á
J
acob por un pla–
to
de lentejas. Este derecho tan apreciable en el viejq
Testamento, dicen los santos padres , era 1 sacerdocio
que estaba unido.
á
élla, c;loble parte en la
su~esion
de
lo~
Tom. 11.
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