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MIERCOLES SEGUNDO'
bajos .que 'ha ·padecid0· basta por sus pecados, y la
sumision con que lo.s ha,_llevado._lmplora y esper.a la ayu–
da del cielo cont¡a sus enemigos, siempre pronto, no obs–
tante, á aceptar nuevos castigos. Como todos los pecados
son u_na rebelioµ contra Dios; y como el pecador es un
.hijo rebelde C!):~J!:Jl'.SU pa,dre, parece que esto_es lo que se
- propone .l<i Iglea-tia ; no tom~ndo para la misa de estos
.di as ·de ·penitencia sino las palabras de los salmos que
compuso David ,mientras la persecucion que padecia de
su hijo Absalon. ,
La epístola de este d1a es la oracion que hizo á Dios
el JUd io ,M ardoqueQ , tio de Ester, reyna de los persas,
po·r la libertad de su nacion, que estaba condenada á
perecer pq_r una órden del rey Asuero , que Amán su
privado . y ':su prjmer mi istro babia obtenido para hacer
morir á todos los judíos esparcidos por sus estados. Esta
oracion fue o'da; y ninguna cosa es mas propia para este
tiempo de Cuaresm·a, que es tiempo de penitencia, y én que
fa Iglesia no cesa de pedir á Dios misericordia por todos
los hombres condenados á la muerte eterna por el pecado.
Mardoqueo, hjjo de Jair, de la tribu de Benjamín., de ·
la raza de Saul, fue llevado de SY país síend0 tod,avía ni–
jío, y transportado á Babilonia por el rey Nabucodono–
sor con el jóven rey Jeconías,, y con toda la naoion ju–
dáica. En· la distribucion que. se hizo .de ' todos los ca.u–
t _ivos, fue enviado Mardoqueo. á la ciudad de Susa, capi–
tal de Ja Persia, en donde se domicilió con toda su fa–
milia. 'J;'e.nia un hermano llamad.o ·Abigail, que tenia una
hija llamada ,Ester, la ~ual ' q,µed6 ·sin padres desde muy
niña; le> q-u~ movió ár su tio ·Mardoqueo á llevársela :á s.u
casa , y ad·optarla por hija. Encargado de su educacion., la
crió en el tef;IJor ·de ·Dios, en;el amor de la religion , y en
la exacta observaflcia de. los mandamientos· ael Señor , y
.en una gran deli<;:,adeza de conciencia en cuanto á las
-prác,tic4s;.. y .;cerernonias de la ley d~ Moyses. Habiendo
,Asue.r_o, que reynaba .entÓin~es sobre los persas y m€dos.,
idiadq á Ja reyna su ' muge1", llamada Vasti ·~ determi–
nó con el dictámen de sus cortesanos casar con otra, que
po la cediese en hermosura, ni en las <lemas prendas y
pe~cciones. Se dió órden que buscaran en todas las -pro–
yfncias del imperio las doncellas mas bellas. y cabales
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