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LUNES SEGUNDO
labios.
Ya
no me veréis· mas entre vosotros:
ya
no
os
so–
licitaré con fuerte$ inspiraciones, con amorosos convites,
con las dulces impresiones de mi gracia.
ro me voy:
vues–
tra resistencia
á
todas mis instrucciones
y
á todos mis lla–
mamientos interiores ha cansado finalmente mi pacien–
cia.
ro soy
ta
luz que
ha
venido á alumbraros;
y
vosotros ·
os obstinais en cerrar los ojos
á
esta luz :
ro soy el cami–
no
que lleva á la
vida~
y
vosotros rehusais porfiadamen–
te entrar en él:
ro .toy la verdad;
y vosotros no quereis
escucharme, ni creerme.
ro me voy:
esta luz se os va
á
quitan vosotros no encontraréis mas este camino;
y
esta
verdad, que no cesa de hablaros
y
de instruiros, va á se–
llar para siempre sus labios. Conoceréis un dia, aunque
demasiado tarde, el tesoro que poseíais,
y
de que no
os
habeis querido aprovechar. Dentro de poco caeréis en la
desesperacion por no haber querido obedecerme y seguir–
me.
Quceretis me;
entonces me buscaréis
y
moriréis en
vuestro pecado, en ese pecado en que habeis vivido. Los
judíos experimentaron demasiado la verdad de este orá–
culo;
i
pero cuántos cristianos lo experimentan tambien
todos los
dias~
Dios habla interiorrpente al pecador, no ce–
sa de echarle en cara sus desórdenes, su impiedad, su
li–
bertinage. Dios habla por los remordimientos de la con–
ciencia, por el temor del juicio final, por los terrores de
la muerte, por los accidentes funestos
y
terribles que so–
bresaltan y humillan. Dios habla por los oradores sagra–
dos, por los libros devotos,
y
por aquellos piadosos mo–
vimientos, por aquellos deseos p.asageros de conversion,
por aquellas inspiraciones secretas, que son el lenguage
de la gracia. Finalmente, Dios habla, así por las afliccio·
nes y por las enfermedades, como por la prosperidad;
y nosotros estamos ' duros , somos insensibles
á
todos es–
tos llamamientos.
ro rne voy:
Dios se retira, Dios calla,
todas estas voces enmudecen despues de una determina–
da continuacion de resistencias, despues de un cierto mul–
tiplicado abuso de inspiraciones
y
de gracias; y si habla
est
1
e Dios despues de esta última amenaza, es para anun–
ciar
á
estos pecadores obstinados, que
morirán en su pe–
cado;
y
nadie hay sobre la tierra, añadió el Salvador ha–
blando con los judíos, que sea capaz de sacaros de este
infeliz estado,
y
de
lleva~os
adonde yo voy. Esta palabra