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DOMINGO SEGUNDO
de. Et aceeuit Je
sur, et teti...
git
eer; dixitque eir
:
Surgite,
et nolite timere. Levantes au–
tem oculor .ruor, ne;ninem
-pi~.
.d.erunt
,
niri rp/umrJ.erum.
Et
d~rcenderitib'ur
·
iltir
<Je monte,
,
prcecepi't
eir
Jerui, atcenr:
Ne–
mini dixeri1ir visionem
,
do–
nec Filius hominir d mortui.r
1
gó ,
y
los tocó ,
y
les dixo : Levan-
táos ,
y
no temais. Y alzando sus
ojos, no vi eron
á
nadie, sino _á so–
lo
Jesus. Baxando del monte , les
impuso Jesus precepto, diciendó: No
digais
á
nadie lo que habe is visto,
hasta que el Hijo del hombre resu–
cite de entre los muertos. ·
resurg at.
M E D i'T A C 1 O N. .
·Sobre el
misterio
de la transfiguracion.
P U N T O P R I M E RO.
Consider; como el designio
princi~al ·del S~tv~d-or,
mos–
trándose á sus apóstoles rodeado de gloria y todo resplan–
deciente, fue hacerles ver un rayo de aquella gloria que
tenia escondida baxo el velo de su cuerpo mortal, y de
aquella que teµia aparejada en su reyno para los que ha–
bian de consagrarse á su servicio. Queria asímismo animar.
los
á
llevar la cruz·,
y'
enseñarles, que algunas 'veces \la
Dios
á
gustar
á
los santos desde este mund'o, aunqué de
paso, las dulzuras
y
gozos del otro. De donde se infiere,
que la vida de los que siguen
á
Cristo es á la verdad una
cruz; mas una cruz que hace agradable.
l~s
consuelos ce–
lestiales
y
las ·dulzuras del espíritu, conforme lo que dice
el Señor, quien nos asegura, que su yugo es suave, y su
carga ligera. Despues de 'esto,
i
tendrémos dificultad en
empeñarnos en 'el servicio de un amo tah liberal, sabiendo
que un dia hemos de gozar de él' en su gloria, y que tal
vez nos dará desde anora
á
gustar con anticipacion la fe–
i icidad que nos prepara en el
cielo~
Considerémos el modo como el Salvador se transfiguró.
Se obró este prodigio, permitiendo que la
glori~
de su
alma, la que babia tenido hasta entonces oculta, resaltara
y
se derramara sobre su cuerpo. Apenas bu
ho
parecido esta
gloria, cuando se manifestó todo él tan resplandeciente co–
mo el sol. El evangelista hubiera dicho mas resplandecien–
te que el sol, si hubiera en el mundo alguna cosa mas lu–
minosa con que poder compararlo. Demos mil gracias
á
es-