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DE CUARESMA.
,
9
neg-ocio de
nuestr~
s_alvacion,
no
es otra que el.
anto~o,
el
descuido, la malicia de esta nuestra voluntad. D10s quie–
re verdadera
y
sinceramente que seamos santos;
y
nos–
otros no queremos serlo: Dios quiere que evitemos los fue ...
goc;;
eternos que no preparó su justicia sino para los ánge–
les rebeldes;
y
nosotros queremos condenarnos. Dios
quie–
re
que no
nos
falte medio alguno de los que son necesarios
para llegar
á
nuestra celestial patria;
y
nosotros elegimos
voluntariamente el ser desterrados de élla para
siempr~.
Dios no cesa de ofrecernos su amistad aun despues de ha–
berle desobedecido,
y
habernos revelado contra él tantas
veces ;
y
nosotros no cesamos de incurrir en su desgracia
con nuevos pecados. Cuando reflexionamos
sériament~
esta
verdad , nuestro espíritu no acaba de admirarse, se le
ha·
ce increible; pero conocerémos por toda la eternidad
que
no ha
y
cosa
mas cierta.
El evangelio es del
cap.
17
de san Mateo.
In
illo tempore:
A1sumit
Je–
.sus Petrum
,
et Jacobun
,
et
Joannem fratrem ejus, et du–
~;~
illos
in
montem excelrnm
seorsum: et transfiguratur eJt
ante eos. Et re1plenduit fa–
cies ejus sicut sol
:
vestimenta
autem ejus Jacta sunt alba sic–
ut nix. Et ecce appJJruerunt
illis Moyses, et Elias cum eo
locuentes. Re.rpondens autem
Petrus, di:út
ad
JeIUs: Do–
mine, bonum
e'st
nos
hz'c
esse:
si vis, faciamus hic tria ta–
bernacula ,
tibi
unum,
Moysi
unum
,
et Elice unum. Adhuc
eo
loqtJente
,
ecce nubes lucida
obumbrabit eos. Ei eccevox de
nube, dicens: H
ic e.s folius meus
dilectus, in quo
mi.hibene com–
placui
:
ipsum audite.
Et
au–
dientes discipuli, ceciderunt in
faciem suam
1
et
tir~uerunt
val·
En
aquel tie'inpo: Tomó Jesus
con,–
sigo á Pedro,
y
Santiago ,
y
Juan,
su hermano, y los llevó aparte á Úo
monte muy alto , y se transfiguró
delante de éllos. Y su rostro res–
plandeció como el sol ;
y
sus ves–
tidos
se
pusieron blancos como
la
nieve. Y he aquí que se les apa–
recieron Moyses y Elías, los cua–
les hablaban con él. Y
hablando
Pedro, dixo
á
Jesus: Señor, bue–
no es estarnos aquí : si gustas ha–
gamos a,quí
tres tiendas , una pa–
ra ti , otra para Moyses ,
y
otra
para Elía:s. Aún no
haq~a
acaba- .
do de hablar, cuando una nube res–
plandeciente les hizo sombra. Y he
aquí que de la nube (salió ) una
voz , que decia : E ste es
1
mi hi–
jo amado , en el cual me he com–
placido bien ; oidle. Y a l oi r esto
Jos discípulos, cayeron de bruces,
y
temieron mucho. Pero
J
esus se lle-