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JUEVES TERCERO

nuidad _toda la ":ida. No seas

m~s

largo tiempo el juguete

de tus 1rresoluc10nes: el negocio es de una consecuencia

demasiado grande: consulta hoy mismo

á

un sabio

y

zeloso

director, y .determina con él lo que has de hacer para es–

tar pronto

á

comparecer delante de Dios este mismo dia.

2

Mira cada día como si fuera el último de tu vida,

y

no comiencS!s ninguno sin pensar que tal vez no lo acaba–

rás.

Es

una santa devocion terminar todos los dias la ora–

cion de la mañana y de la tarde con un acto de contri–

cion, y con el

De profundis.

Esta es

una

oracion que de–

bes hacer por ti, no menos que por los ótros. San Pablo

se miraba como quien moria á cada hora:

.Quotidie mo–

rior

(

r.

Cor.

r

5.).

Santa Teresa no oía jamás sonar el relox,

que no se dixese á sí misma, que el soberano dueño esta–

ba

ya upa hora inenos distante. En fin, haz desde este

momento que los negodos de tu conciencia estén en buen

estado., y que tus cuentas estén tan bien ordenadas, que

de pues del

Ave,

Maria,

que debes rezar siempre que

oyeres dar la hora , puedas añadir estas bellas palabras

del Profeta:

Paratum

cor

meum, Deus, paratum

cor

meum

(

Salm.

56. ). Mi corazon, Dios mio, está dispuesto,

mi

corazon está pronto, yo

os

aguardo á toda hora. Dicho–

so aquel criado, dice

J

sucristo, que cuando llegare su Se–

ñor lo encontrare en el exercicio de esta devota práctica.

Toma hoy la resolucion de ser este criado fiel

y

vigilan–

te. Por adelantada que esté una persona en los caminos

de

Dios , tiene nece idad de estas pequeñfls prácticas .de de–

vocion para prevenirse contra la ftoxedad, y para avivar

este fervor: la inconstancia en sei:virse de estas piadosas

industrias ,

y

el olvidarse de éllas entibian la mejor volun–

tad,

y hacen nacer el disgusto de lo bueno. No te desani–

mes·:

eJ

enemigo de la salvacion se aprovecha ordinaria–

mente de nuestro

.d~specho.

i

Te has descui<lado, te has

olvidado de la mayor parte de estas pequeñas prácticas'?

No te acobarde por eso: renueva todos los dias

tu

resolu–

cion: pídele

á

Dios nuevo socorro: di cada dia

y

á cada

hora

del

día: ahora empiezo:

dixi, nunc ccepi:.

Esta

per-

everanci:¡ en querer no es jamás inútil.