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'

DE CUARESMA.

49

t

1t

meum dar e vobi r, sed qui–

bus

paratum

eit

á

Patre meo.–

Et

audientes decem, indignati

s1mt de duobus fratribur. Je–

Sl/J

autem voca vit eos ad se, et

ait: Scitis quia príncipes gen–

t

ium

dominantur eorum: et qui

majares sunr, poteitatem exer–

cent in eos. Non ita erit ínter

voi: sed quicumque voluerit

in~

ter vos major

fi~ri,

sit vester

minitter: et qui voluerit Ínter

vos primus eue, erit vester ser–

vus. Sicut Filius hominis non

venit ministrari, sed ministra–

re

,

et áare animam suam, re–

dem

ptionem

pro

nobi.r,

cáliz; pero el sentarse

á

mi diestra

ó á

mi

siniestra

no

me pertenece

á

mí cortcederlo

á

vosotros, sino

á.

aquellos á

quíene~

está preparado

por mi Padre; y OY,énd-0!0 los ótros

diez, se indigna

ro~

conrra los dos

hermanos·. Pero Jesus los llamó

á

sí,

y les d ixo : Vosotros sabeis que los

príncipes de las gentes las domi–

nan, y los grand es exercen potes–

tad sobre éllos. No ha de ser así

entre vosotros, sino que el que quie–

ra entre vosotros ser mas grande,

ha de ser vuestro siervo: á la ma–

nera que el Hijo del hombre no

vi–

no para que le sirviesen, sino para

servir,

Y.

dar su

vida Pªf ª

reden–

cion de

niu<;hos.

M E D 1 T A C 1 O N.

Del aprecio que debemos hacer 1de

l~.$i · advers~dades.

.

'

')

'j(

'

PUNTO

P R

J.

M.E

.R O.

Cbnsidera que los

cristianós~ ~olp

f{et>ieran hallar gusto

en

~~s

aflicciones. Ningun

~fUfO dt;~iera

ser .de su gus·

to, sino el de la cruz; la saAgre

¿-~· Je,suc'r~sto

le ha qui–

tado toda la amargura. La cruz se ha hecno el árbol de

la vida.; el no gustar de un tan excelente fruto es señal

de una mala disposicion. ·'

Si solamente se escucha el· informe de los sentidos: si

no se consulta con Jos ojos, <;on' 1a 'razon humana,

y

coq

el amor propio, las adversidades son un objeto de

hÓ-·

rror.;

?,

pero es buen }ue·z en este particular el ho.mbre'

~h i­

mal?

?,

qué es lo que nos enseña la .fe?

i

qué nos dice

el

evangelio~

Que fue f!leneste.r gue .Jesucristo padeciese

para entrar en su propia glona (

Luc:

6. ).

·Ay

de vos–

otros, ricos, que teneis aquí vuestro consuelo

¡A

de

vo otros, dicho s del iglo, que yivis en la alegría

y

en

la

;:i

bundancia! ¡A

y

de vo otros, grandes d 1 mun o ,

á

Tom. ll.

D