DE CUARESMA.
47
damos ser, siempre será verdad que
no
estamos en el
mundo parn amontonar grandes riquezas, para adquirir
honras, para gozar de muchos placeres, para hacer una
gran fortuna: no estamos en el mundo, ni Dios nos de–
xa en él .sino para que le sirvamos. Los ricos
y
los pobres,
los sabios y los ignorantes, los reyes
y
los vasallos no es–
tán en él para otro fin. Esta es una verdad fundamental
de nuestra religion, y Dfos no puede dispensarnos de es–
ta obligacion una sola hora. ¡O buen Dios, y á cuántas
personas les forma el proceso esta verdad ! Dios no nos
prolonga nuestros días, no nos libra de aquel accidente,
no nos conserva la vida sino por su gloria.
i
Tenerpos nos–
otros el mismo motivo
1
i
el mismo fin en cuanto hace–
mos
1
i
no vivimos sino para la gloria de Dios
1
i
gasta–
rnos nuestra vida, pasamos
á
lo menos una gran parte de
nuestros dias en su servicio
1
Aunque no hubiésemos em–
pleado mal sino un solo dia, sino una sola hora de este
dia , seríamos residenciados por ello : se nos pedida cuen–
ta de este tiempo perdido; ¡y de cuántos ·días perdidos,
de cuántos meses, de cuántos años perdidos serán deudo–
res á la justicia divina esas gentes de place.res, esos ocio–
sos de profesion, esas gentes de negocios! ¡Cuántas per–
sonas despues de una larga vida se hallarán
á
la
hora
de la muerte sin haber dado al servicio de Dios dos dias
enteros! ¡Qué susto, qué pesar no tiene en esa enferme–
dad peligrosa esa persona, cuyos primeros años se han
consumido en la diversion y en la disolucion , cuya edad
mas adelantada no ha sido mas cristana-, y cuya salud se
ha gastado en una multiplicidad de negocios, que le han
agotado todos los esyíritus ! ¡Qué tristeza, digámoslo me–
jor, qué temor , qué turbacion, qué desesperacion la de
esa muger entregada al mundo, la de ese jóven libertino,
abrasados de una fiebre ardiente, cuando se hallen al fin
de una vida que Dios no les babia dado sino para sí,
y
que éllos no han empleado y gastado sino para él1os mis–
mos; cuando vean que están en el término de una carre–
ra que no
ha
sido sino un continuo desbarro, cuando se
vean en vísperas de irá presentarse á un Dios,
á
quien
han ofendido.
á
quien han despreciado toda su vida; cuan–
do se miren
á
la puerta de una eternidad, ó
bi~n aventu
rada
ó
desventurada,
segun
el bueno
ó
.el
mal uso que hu-