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DE CUARESMA.

SI

miraré jamas sino con disgusto?

i

Y

á

qué título espera–

ré yo una .rec;ompensa eterna?

PUNTO SEGUNDO. ·

Considera como con las cruces sucede lo que con aque- ,

llos árboles; cuyos frutos son· de un gusto exquisito, aun–

que la corteza del árbol sea áspera y escabrosa. No es

.verdad el decir que no hay sino amargura en los lloros:'

no todas las lágrimas son amargas. Si los dichosos del' si–

glo tienen cruces invisibles,

i

por qué no

habr~

tarribien·

gozos interiores mucho mas dulces que los que hacen tan·

to ruido acá fuera? ·Las dulzuras

~spirituales

no son la3

menos exquisitas. Solo el corazon es el centro

y

el asien–

to del

gozo:

Es necesario que la' serenidad

y

la calma

r.eynen en el alma para hacerla feliz; los remordimien.:

tos

y

sobresaltos de la conciencia turban todas

la~

ale–

grías de los dichosos del siglo: su felicidad consiste," ha–

blando propiamente, en entorpecerse,

y

hacerse estúpi–

dos;

y

de aquí nace·, que no hay sino un gozo falso en

las alegrías y prosperidades de la vida. Las almas verda–

deramente cristianas experimentan un gozo lleno y tran ·

quilo,

y

una dulzura pura y deliciosa eh sus cruces. iQué

cosa tan dulce como tener seguridad de que está uno en

el camino del cielo, y que camina por él?

i

qué cosa tan

duke como hallar-uno en su suerte

y

en su estado lo que

hace el carácter de los predestinados, lo que ha sido sie'm:.

pre, y es todavía el objeto de las ánsias y deseos de los

mayorés santos?¡ Qué- dúlzura la

de

no gloriarse sino en

la cruz de Jesucristo! Esta es una dulzura que s_e hace

sentir toda la vida en el fondo del corazon que es

siem~

pre mayor

á

la hora · de la muerte, que se dilata y derra–

ma hasta por toda la eternidad. Imagínate, si puedes,

un

motivo de consuelo mas real

y

mas sólido.

Las aflicciones

de.la

vida son amargas, es verdad, tam.

bien

lo

eran las aguas del mar antes que Moyses hubie–

se arrojado en éllas el leño que Dios le dixo (

Exod.

15.);

pero por la virtuc;i de este leño misterioso estas aguas se

hicieron múy deliciosas al gusto. Dios sabe muy bien el

secreto de endulzar las cruces. Antes de la muerte de Je–

sucristo se decía:

Maldito cualquiera que está enclavado

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