Table of Contents Table of Contents
Previous Page  328 / 356 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 328 / 356 Next Page
Page Background

VIERNES CUARTO

haber servido

á

otrQs amos, haber amado otros objetos,

haber seguido·otras guias!

No me faltaron motivos pará amarle, me sobraban lu–

ces para conocer que esta era mi obligacion: mi corazon

hacia ver con bastante claridad lo que debia hacer: en la

regularidad, hallaba mi .reposo, y mi interesen el cumplí·

miento .de'diis obligaciones.

i

Qué consuelo sería el mio si

htibiese pasado los días en el servicio de un tan buen

amo~

¡Ah,

y

cuántas poderosas solicitaciones, cuántas gracias

para que lo hiciera! Pero no me dió gana de servirle, mi–

á

sangre fria

á

mi Dios espirando por mí en la cruz: to–

dos sus beneficios no pudieron vencer mi indiferencia: no

me se antojó atl}arle, y

yo

ll!Uero con este conocimiento.

¡Qué desconsuelo!

/

i

Por ventura, habia alguna cosa que debiese entrar en

· competencia con un p!os?

i

Ten~a

yo que servirá dos se–

ñores? Y cuando hubiera habido dos,

i

á

cual debia yo dar

la

pr~ferencia'?· Demasiado

infaliz es aquel á quien no bas·

ta un Dios. Yo soy este infeliz porque se me ha antojado

serlo~

y

muero con este conoc-imiento.

i

Pero en servicio de quién he pasado los dias?

i

Y qué

ventaja he sacado de haber servido al mundo? Infinitas

molestia~,

co.r1tínuas penas ,·1 sudion;s· inútiles, esclavitud

cruel ,

yqg0

insoportable, vida gastada

y

perdida. en la

amargu~a.

Y de todo esto,

i

qué recompensa? Pesares; des–

esp_erac.ion, una muerte espantosa, una desventurada eter–

nidad. Todo esto es verdad, Dios mio,

y

con todo hay

pefadore~

en el mu,ndo.,

'

,

. PU N TO · SEGUN D 0 .- _ ·

Co~sidera

el dolor y pesar que

tendremo~ cu~ndo ve~mos que lo que nos ha

alrerado~ que

lo que nos ha disgus–

tppo del servicio de Dios era un puro fantasma; pue no

se puede

1

dar otro nombre al respeto humano, qué e lo

que nos aparta muchas veces del camino de la devocion:

á la hora de la muerte se ve toda la vanidad y ridiculez

de e ·te inaginario momtruo. Si lo que nos aterró fue la

.pena que e experimenta en el exei:cicio de la virtud: ¡ay!

i,ipodia ypj gnorar que Jesucristo nos asegura que su yugo

es

suav~

y

~u

carga

lig~ra ~Entonces

veré que be tenido