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. DE CUARESMA.

set

voce magna clamavit

:

L6-

'

·r.

E

.

-

zare,

vem

1

orar.

t

statzm

pro-

didit qui fuerat mortuur

,

-liga–

tus p edes, et man'-!s institis, et

facicr illius. sudario erat

tiga–

ta.

Dixit

eis Jesus: So/vite

eum

,

et

rin~te

a/Jire. Mu/ti er–

go ex judads

·,

qui venerant

arl

Mariam,

et Marrham, et 'Dide–

rant

qwe fecit Jesui

,

credide–

runl in eum.·

mediatamente salió el que había

estado muerto, atados los pies

y

las manos con faxas , y su rostro

estaba cubierto con un sudario.

Díxoles Jesus : Desatadle,

y

de–

xadl~

ir.

Muchos, pues,

de

los

ju–

díos que habían venido á María

y á Marta, y habían visto

lo

que

hizo

J

esus

1

creyeron en él,

'.

MEDIT ACION.

De cómo se

piensa

á

la hora de

la

muerte

de lüs

medios que se

tuvi~ron

ep

luida para sal11arse.

P U N T O P R 1 M E R O.

Considera que por mas crueles que sean - leS'· temores

que se experimentan á

la

hora l ie

la muttrte

1

y

los

dolores

que se sfenten eµ aquella

última ~tiora,

ninguna> cóS'a<es-ma's

dura, ninguna

atorm~nta

tanto

á

un -pecador moribundo.,

como los vivos

y

agudos

pesares

que

tiene poco antes

de

es.pirar.

·

·

Durante

1a

vida,

la

fe

de

la

may©'l:

parte·

de --1os

cHs;,..

tianos,

y

sobre todo de los libertinos, está medio

apaga–

da. Se cree; es.decir,.

no

se da. en errores Iusta hacerse in·

:fieles; pero se cree tan floxamente, que apenas pueden.lla–

marse cristianos.

A

la hora de la muerte todas las falsas preocupaciones

desaparecen: las pasiones mas fuertes se amortiguan, la

fe

se aviva

y

despiena,

y

hace ver con tanta

claridad fas

verdades mas tei;ribles, que no es posible p0ner en dúda

ninguna de éllas. ¿,·Pero

qué

pesares

1

gran

Di0s,

qué terro-

res nacen

de

estas lucf;!s

~

.

Entonces se eonoce sensiblemente

e1

fin para: qtré

está–

bamo sobre

la

tierra. Dios solo, sí,

.Di0s

iSo lo

debia ·ser

el

objeto de

mi a1.no.r

y

de mi

culco.,1Qu~

pctsar, qwé d-Olór,