DE CUARESMA.
\
II
te
divino Salvador p0rque por nuestro ainor privó hasta
entonces á s'u cuerpo de la -gloi:ia que le
era
debida: en
este dia le hace
justicia~
dexándola gozar de sus derechos,
aunque solo ·por algun tiempo, para poder continuc!r la
obra de nuestra redencion-.
i
Podía
J esucrisí:o darnos un
testimonio mas auténtico del amor que1q.os tenia, que pri–
vando á
sá
cuerpo sagrado de una 'gloria tan gr.ande , mr.i
justa, tan legítima,
y
esto con el .sol0 .fiilil tle sacrificarlo
por nosotros en la cruz? ¡O divililo Salvador mio,
y
no he
de poder renunciar yo todas las alegrías del mundo! ¡Qué
ventajosamente recompensado seré un dia en la habita ...
cion de los· bienaventt,Jrados !
· ·
~
Moyses
y
E lías se dexan ver
·á
los dos lados del Salva–
dor, como para dar testimonio de
que
en él se cumplian
la
ley
y
los profetas. La pasion
y
la muerte d·e este divi–
no Redentor son todo el asunto de su conversacion, como
que son la grande obra
y
el .fin de ·todos los prodigas que
Dios babia obrado en favor de srr pueblo. ¡Buen Dios,
y
cuántos .prodigios en une>!
¡y
cuántos misterios en un so-
lo misterio!
• ·
PUNTO .SEGUNDO.
Considera cuál debe ser la gloria
y
la
feli~idad
de los
san~
tos en el cielo, cuando algunos rayos de la de Jesucristo,
manifestada solo por algunos momentos, Henan
á
los que·
tienen la dicha de ser testigos de élla de un gozo can puro,.
de una satisfacción tan
inefable~
Los tres apóstoles ·quedan.
extáricosal contemplarla.
Bonumestnos hicesse:¡qué
bueno
es estar aquí, exclama san Pedro en·nombre de tiodos! iOué·
cosa
m~jor
nos podeis dad
i
en dónde podemos estar me:- ·
jod
i
qué deleyre mas suave
y
mas exquisito? iqué har–
tura de felicidad puede. héilber en otra· parte ,:que sea com–
parable con la que nos causa ese golpe de rayos que sale
de vuestro cuerpo glorioso? ,Por mas que sea repentino sü
transporte de admiracion, de
amor~
de .gozo., ·no1.p0r eso.
es menos razonable, ni menos jusro.
i
Podemos estat' con
Jesucristo, podemos ser discípulos ·de Jesucristo sin se.r
amados de. este· Señor?
i
Y podemos ser•amados de Jesu–
cristo sin €xperimentar un contentamienro
y
un goz0 sen–
sible?
Hagamos aquí tres tabernáculos.
i
Pero piensa san
Pedro en lo que dicd
i
prevee los inconvenientes
y
las in-