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to
DOMINGO ' SEGUNDO
4.e:
Et
acc~uit
Jua1 ;et
teti–
gi;
~(;!;
dixitq'/Je (!Í.r
:
Sur
gite,
et ntJlite timere;; L evantes au–
te'm. oculos" s¿os, neminem vi–
dert,t,n f ,
ni.risolum Jeslf m. Et
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prcec~pzt
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dixeriti.r viiionem
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do–
nec Filius hominis
a
mor1ui1
gó ,
y
los tocó ,
y
les dixo : Levan–
táos ,
y
no temais.
Y
alzando sus
ojos , no vieron
á
nadie , sírio
á
So–
lo Jesus. Baxando del monte ; les
impuso .Jesus precepto, diciendo:
No
·
digai~
á
nt,die
.~º
que habeis visto,
h'asta. que el Hijo del hombre resu–
cite de
entre
los muertos.
resurgat.
M E D 1 T A C 1 O N.
1
\
Sobre el misterio de
la.
transfiguracion.
P"U NT O P R 1
M .E
RO.
1
Considera cómo
-~l
designio princi'pal del Salvador, mos–
trándose á sus apóstoles rodeado de gloria
y
~odo
resplan–
dec:iente,
fu~. hac;er;~s ~e r.
U!1
rayo de aquella gloria que
tema escondida ·baxo el ·velo ·de su c:uerpo mortal,
y
de
aquella que teqia aparejada en su reyno para los que ha–
bia'n de
consagrar~e
á su servicio. Queria asímismo animar–
lds
~ llev~r
la pruz,
y
enseñarles, que algunas veces da
Dios á ·gostar
a
lqs· ·santos desde este mundo, aunque de:
paso, 1as dulzuras
y
gozos del otro. De donde se infiere,
que la vida de los que siguen
á
Cristo es
á
la verdf!d una
cruz; mas una ·cruz que hace agradable los consnelos ce–
lestiales
y
las dulzuras del .espíritu, conforme lo que dice
el Señor, quien nos aséguira, que su
yago
es suave,
y
su
carga ligera. Despues ·de esto, i'1endrémos dificultad en
empeñarnos en él ·servicio·de un
amó
tan.liberal, sabiendo
que un dia hemos de gozar de él en
su
gloria, y que tal
vez nos dará desde ahora
á
gustar con anticipacion la
fe-
1'icidad que nos prepara en el
cielo·~
Considerémos el modo como el Salvador se transfiguró.
Se obró este prodigig, permitiendo que la gloria de su
alma, la que babia tenido hasta entonces oculta, resaltara
y
se derramara sobre su cuerpo. Apenas hubo parecido esta
gloria, cuando se manifestó todo él tan resplandeciente co–
mo el sol. El evangelista hubiera dicho mas resplandecien–
te que el sol, si hubiera en el mundo alguna cosa mas lu–
minosa con que poder compararlo. Demos mil gracias
á
es-