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VIERNES TERCERO
Habiendo pasado los israelitas por el desierto de Si –
na, cerca de dos años des pues de su salida de Egipto, fue–
ron á acampar en Cadesbarne. La falta de agua hizo que
el pueblo murmurase contra Moyses
y
Aaron; zPor qué
les decían, no nos habeis dexado morir en Egipto? No fal-
' taban allí sepulcros para enterrarnos.
i
Era menester obli–
garnos
á
hacer un tan largo viage para hacernos venir
á
este miserable país , donde no se puede sembrar,
y
que no
produce ni higueras, ni viñas, ni ganados,
y
donde ni aun
se encuentra agua para bebed
lnsuper, et ar¡uam non ha–
bet
ad
bibendum.
zPor qué habeis traído el pueblo del Señor
á
este desierto, para que muramos en él de sed nosotros
y
nuestras bestias?
Ut
et nos et nostra jumenta moriamur.
Habiendo llegado
á
ser general la murmuracion, la sedicion
de todo el pueblo iba á rebentar contra Moyses, cuando
el hombre de Dios
y
su hermano Aaron entraron en el ta–
bernáculo que habían fixado en medio del campo,
y
allí
postrados con los rostros en tierra, exclamaron: Señor, oid
los clamores de este pueblo,
y
abridles el tesoro de vuestra
misericordia , teniendo lástima de éllos: haga vuestra om–
nipotencia que salga una fuente de agua viva para que apa–
gando su sed cesen de murmurar contra mí
y
contra vos.
Fue oida .su oracion,
y
la gloria del Señor se manifestó so-
.bre éllos: esta manifestacion quizá fue una nube luminosa .
del medio de la cual se hiz_o oír la voz de Dios, que decia
á
Moyses: Toma en la mano la vara,
y
juntando el pue–
blo cerca Je la Toca de Horeb, habla
á
la piedra
á
vista
de éllos,
y
te dará una' fuente abundante, que no se seca–
rá,
y
que proveerá abundantemente de agua al pueblo, al
ganado y
á
todas las bestias de carga. Esta vara era el
bastan
ó
cayado milagroso. de que Dios se había servido
tantas veces para hacer tantos prodigios por el ministerio
de Moyses. El legislador no la llevaba siempre consigo, si–
no que 1a dexaba- en el tabernáculo como una cosa sagra–
da . Tomó, Moyses esta vara, y habiendo juntado el pueblo
delante. de la roca, levantando la voz para hacerse oir de
t oda aquella multitud, les dixo: Oíd, pueblo ingrato, gen–
tes de poca fe, pueblo rebelde,
i
pensais que noso tros po–
demos sacar agua de esta roca,
y
hacer salir umrfuenre de
gua viva de esta
piedra~
N unc de petra hac vobis aquam
poterimus ejicere?
Entonces Moy ses, levar:tando la ma-