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DE CUARESMA.
en el desierto, no pensando sino en este momento decisi–
vo para no ser sorprendido
á
la llegada del soberano Due–
ño!
¿
Será posible, Señor, que despues de toda-s estas re–
flexiones que acabo de hacer, tenga todavía la desgracia
de ser sorprendido? No permitais que la resolucion· que
tomo en este momento sea ineficaz : no habrá dia ni hora
en toda mi vida en que yo no piense de aquí adelante
en este úlrimo momento.
JACULATORIAS PARA ENTRE EL DIA.
Ne revoces me in dimidio dierum meorum.
Salm.
101.
No me detengais, Señor, en medio de mi carrera, no sea
que sea sorprendido.
.
Si oblitus fuero
tui,
Jerusalem, oblivioni detur dextera
mea.
Salm.
136.
~
.
Séquese mi mano derecha,
y
séame inútil, si jamás perdie–
re de vista la celestial
J
erusalen.
P R O P O S I T O S.
1
i
Qué se diria de una-persona, que teniendo un
pleyto de una infinita consecuencia, pronto
á
sentenciar–
se , no pensára en él ;
y
en lugar de informar
á
sus jue–
ces, de buscarles empeños, de prevenirse para rewon–
der á su contrario , pasára los dias
y
las noches en diver–
tirse,
y
no se ocupara sino en bagatelas? ¿Nos portamos
nosotros con mas cordura?
i"º
nos sucede lo
mismo~
¡Cosa
horrible ser sorprendidos
á
la hora de la muerte, despues
de haber sido avisadds cien veces que lo seríamos! No aguar–
des
á
mañana para prevenirte: no querrias compadecer de·
lance de Dios en el estado en que te hallas, ¿perecerás en
mejor disposicion?·y viviendo como vives, ¿tienes motivo
para creer que morirás tranquilamente? No des oidos al
espíritu que te dice difieras para otro tiempo una conver-·
sion, una reforma que debiera estar hecha muchos años ha.
i
Tienes que finalizar alguna reconciliacion, arreglar <\l–
gunas cuencas, que pagar a1gun salario, que hacer algu–
na restitucion? Y te han avisado que no dilates lo que no
se puede diferir jamás sin riesgo: todo estaba resue1to ,
y
todo queda aún por hacer. Así se juega con la propia inge-
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