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DE CUARESMA.
r rr
t aria, todas las luces juntas alumbran poco. Pero el Sal va–
dor todavía prosiguió en confundir la obsrinacion y malig–
nidad de los judíos con una comparacion bien concluyente.
Cuando un hombre valeroso, les dixo,
y
bien armado guar–
da la entrada de su casa, solo otro mas poderoso que él
puede echarlo,
y
hacerse dueño de élla. Reconoced en es–
to
mismo mi soberano poder sobre todas las potestades de
las tinieblas;
y
cqnfesad, que no hay otro que Dios que
pueda echar al demonio. No teniendo que responder á es–
to los enemigos del Salvador, añadió el Señor: Estoy tan
distante de tener la menor alianza con el demonio, que mi–
ro como mi enemigo á cualquiera que no lo es suyo:
Qui
non est mecum, contra me est.
No
hay
neutralidad entre Je–
sucristo
y
el príncipe de las tinieblas; ó enteramente del
uno,
ó
enteramente del ótro. Todo temperamento, toda
condescendencia en materia de religion ó de moral es una
ilusfon. iRehusas creer un punto de fe? Eres infiel aunque
guardes toda la ley: si la quebrantas en un solo punto,
te haces reo de todos los ótros. Eres casto; pero eres so .!,
berbio: eres moderado, austero, devoto; pero hablas mal
de tus hermanos: das limosna; pero no quieres perdonará
tu enemigo: no eres enteramente de Jesucristo,
y
así este
Señor te dexa enteramente ser del demonio. Con Dios no
valen servicios
á
medias, quiere para sí toda la gloria. ·Eres
del
mundo~
no te lisonjees ser de Jesucristo.
i
Eres de Je–
sucristo? debes, pues, ser enteramente opuesto al espíritu
del mundo. ¡Buen Dios, cuántas personas que se li onjean
ser de Jesucristo porque llevan su librea, se pasmarán en la
muerte cuando oigan decir á estesoberano.J uez:
N escio vos.
no os conozco! Por último, indignado elH ijo de Dios,
y
tambien cansado de ver la obstinacion
y
Ja indocilidad de
aquella nacion ingrata. la predice de un modo bien claro
su fatal reprobacion, proponiéndola la parábola siguiente:
Cuando el espíritu inmundo ha salido del cuerpo de un hom–
hre , va por lugares áridos buscando descanso,
y
no lo en–
cuentra ; entonces dice: volveré á la casa de donde sal/;
y
viniendo
á
élla, /'a halla barrida
y
adornada. E nt.onces to–
ma consigo otros siete espíritu.! peores que
él,
y
entra,ndo
en él/a se fortifican
y
habitan alli,
y
la última co11dicio11
de aquel hombre viene
á
ser peor que la primera. A sí le
,
sucederá
á
esta perversa nacion.
Quería Jesucristo hacerles