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SÁBADO SEGUNDO

dad acompaña

á

la ternura:

Cito proferte stolam primarn";.

Se le restituyen todos sus derechos desde el momento que

vuelve á hacer su deber. ¡O Dios mio! ¿qué pecador habrá

despues de esto, que rehuse volver á vos por falta de con–

fian za?

No seré yo, Señor: heme aquí que sin dilacion y sin

temor vuelvo

á

vos para no apartarme j amás de vos; así

os lo ofrezco <;;on la ayuda de vuestra gracia.

!JACULATORIAS PARA ENTRE EL DIA.

S urgani,

et ibo ad: patrem.

Luc.

15.

No quiero permanecer mas en mis desórdenes: desde

hóy

me vuelvo á vos,

ó

amable Padre, para no abandona–

ros jamás.

B eati, qui habit ant in domo tua, Domine.

Salm,

83.

Dichosos, Señor, los que jamás se

a

partan de vos.

PROPOSITOS. '

I

Reconoce en esta parábola del hijo Pródigo, p·or

una parte la locura y los desbarros del pecador,

y

por ótra

la

bondad infinita del padre de las misericordias ; pero

al

detestar los únos, y al admirar la ótra, compr ende

y

penetra el sentido de entrambos extremos.

No

dilates tl'.l

conversion ni aun por un día: vuélvete

á

Dios desde este

instante,

en

la confianza de que siempre es bien recibido de

él quien lo busca de buena fe, repite á menudo es ta medi–

tacion ,

y

leela de tiempo en tiempo; porque ninguna cosa

es mas propia para an imar nuestra confianza,

y

excitar–

nos á una verd adera contr ic ion.

Di

te

á

menudo

á

ti mismo:

Yo necesito convertirme: ciert amente no qui sier a morir en

m is desbarros ,

y

en desgracia de mi Dios y de mi Padre:

tengo ánimo de volver á él algun dia; ¿por qué no hoy?

i

por ventura temo que sea demasiado pronto si es hoy

mismo? ¿Temo es tar dema iado pronto en su gracia ,

si

vuelvo á élla menos t arde ? ¿temo que me perdone dema–

siado pronto mi s desbarros,

si me

los perdona ahora mis-

no? Estas reflexiones son conclL yentes , son sólidas : haz–

las

á

menu .

2

No vivas un instante en pecado. Si tienes la desgra-