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DESPUES DE PENTECOSTES.

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ranos

y

calvinistas contra la pretendida reiaxacion· de la

Iglesia. Todos han predicado la m0ral severa; pero nin–

guno de ellos que no haya tenido una vida licenciosa:

Os lo dixe muchas veces,

y

os lo digo aún con las lágri–

mas en los ojos: esos tales son enemigos de la cruz de Je–

sucristo, cuyo fin

es

la última infelicidad'

.Y

su suerte la

eterna reprobacion.

Ministros del demonio, cuyo iínico es–

tudio es engañar. Lobos con piel de oveja, cuyo zelo no

tiene otro fin que devorar

y

perder.

¡Ay

de los tales,

ex- _

clama el apóstol San Júdas, porque van por el camino

de Cain

!

V

te

illis

,

quia in viam Cain abiérunt

!

Los zelos,

la envidia, Ja soberbia han sido el principio de todos los

errores en materia de religion ;

y

el efecto natural

y

casi

necesar~,

el .furor , la crueldad

y

la matanza. El amor

soez del interes es quien los ha hecho caer en los ·des–

barros de Balaam :

Dios

los ha abandonado

a

los extra–

víos de su corazon,

y

así sus costumbres han sido siem–

pre ·1as mas corrompidas:

Et errore Bálaam mercede ef–

fúsi sunt.

Todos sus esfuerzos se han encaminado

a

ha–

cerlos perecer en una rebelion contra la Iglesia, seme–

jante

a

la de Coré :

Et in contradictione Coré periérunt.

Gentes que no piensan sino

en

tratarse bien

a

sí mismos

miéntras que no predican

a

l.os

otros sino severidad :

se~

metípsos pascéntes

_;

ó como dice San Pablo:

Q,uorum Deus

venter est:

Gentes que no tienen otro Dios que su vientre;

es decir, sus pasiones, su amor propio, su sensualidad. No

se pierde jamas la fe, que la carae no se resarza con lCJ pér–

dida del espíritu de Dios. Aparentad quanto quisiéreis, la

mascarilla puede ocultar, pero no quitar la d formidad de

la cara. La verdadera

y

sólida piedad no se halla sino en

la Iglesia católica, apostólica, romana.

El evangelio es del capitulo

9

de San Matea.

En

aquel tiempo: Habla ndo

Je-

}

sus

a

las turba!., he aqu i que se

llegó

a

él un magna te'

y

le ado–

raba ,

diciendo :

Señor , mi hija.

acaba

a hora de

mor ir .;

pero

ven,

In.

illo

témpore

:

Loquénte

J eru ad turbas

,

ecce prin–

cepr

unus accérsit

,

&

ado–

r ábat

eum

di ,enr : D ómine,

f ilia mea modo

defúnc ta est:

sed

verú

,

impone 111anum tuam

s u

er

eam ,

~

Vt'vet .

Et

sur–

grns

Jesur

,

u

uebát ur

eum,

&

y

pon

tu mano sobre

ella,

y

vivirá .

Y le

1

antá odo;,e

Jesus,

le

se guía ,

y

con él sus discípulos . Quando he

aquí