DO~INGO
QUARTO
misterio el escoger Jesucristo entre las dos barcas la que
era de Simon.
iQue otra cosa,
dice San Gregorio,
nBs sig–
nifica la barca de Pedro, adonde sube Jesucristo para en–
señar al pueblo, sino la Iglesia que debe encomendarse al
éuidado de
Pedro~ ·
En sola esta
Igle. ia
encomendada
a
Pedro y
a
sus sucesores, nos instruye Jesucristo, dicen los
intérpretes, que esta es la fuente pura donde bevemos la ver–
dad sin mezcla : fuera de esta barca todo es riesgo , toda
naufragio; fuera de esta Iglesia no hay salvacion.
Despues
que
el Salvador hubo instruido
a
aqud pueblo
hambriento de la palabra de Dios, hizo un estupendo mi–
lagro,
cuyas circunstancias son todas otros tantos miste–
rios. Le dixo
a
Pedro que tendiera la red_, y
~e
1
lletiese
en
alta
mar. No era en la Judea, significa .a por
la
orilla
J.,_
aquel
mar, _
donde el evangelio debia hacer mas conquis-
,
ta ; donde se babia de hacer esca abundante
y
maravillo-
)
sa pesca era en alta mar;
es
decir, que la fe de Jesucristo
babia de triunfar en medio de las naciones,
y
hasta en el
centro del paganismo, por Ja conversion ·de los gentiles.
A vosotros
,
decían San Pablo
y
~an
Bernabé hablando con
los judíos ,
d.
vosotros se os debia anunciar primero la pala–
bra de Dios
;
pero por quanto
ta
desechais
,
y
os juzgais in–
dignos de la vida eterna
,
veis aquí que nos vamos
a
anun–
ciarla
a
los gentiles.
Prcecéptor, per totam noctem laborántes, nihil cépimus.:
Maestro , le dhto San Pedro , nos hemos fatigado toda la
noche, que era el tiempo mas propio para pescar,
y
nada
hemos cogido: con todo, aunque no debíamos esperar na–
turalmente una suerte mas feliz por el dia , voy sin embar–
go
a
echar la red fiado en tu palabra ;
y
habiéndola echa–
do entónces mismo, su fe , aunque debil
y
principiante,
pudo mas para cen él, que su razon
y
su experiencia;
y
así fué liberalmente recompensada. No bien habian echado
la red, quando se llenó de peces -en tanta cantidad, que
se rompia,
y
no tenían fuerzas bastantes los pescadores pa·
ra sacarla
a
la orilla ; fqé preciso hiciesen señal
a
los com–
pa.ñeros que estaban en la otra barca para que fuesen
a
ayudarles. En efecto fuéron,
y
halláron que la pesca era
tan abundante, que hubo para llenar las dos barcas, Jas
que
de
tan cargadas estuviéron
a
riesgo de irse
a
fondo.
Todo es misterios en esta
Jnilagrosa pesca,
todo es
inst~uc-
c1on.