DOiv.lINGO DOCE
MEDITACION
De las obras de miseru:ordia.
. PUNTO P R l ME RO. ·
C~nsider~
, que
1a
misericordia
es un
enternecerse, el
alma
a
vista de las miserias agenas, con un deseo vivo
y
ardiente de remediarlas. Enternecerse solamente
a
vista
de lo que los otros padecen sin desear aliviarlos, no es
virtud cristiana : es un movimiento natural , indicio de
una bella alma, el qual en la mayor parte de los hom–
bres no pasa de los sentidos; éstos son mov· '0s.
p~s
o~fetos
,
y
no pueden rehusarle
a
la naturaleza este senti–
mi0nto. Por obras de misericordia se entienden los efectos
de esta virtud moral, que segun Jesucristo, debe carac–
terizar
a
todos los cristianos ,
y
que consiste en amar al
próximo como cada uno se ama
a
sí mismo ,
y
en so–
correrle con su hacienda, con sus consejos
y
asistencias
en todas sus necesidades ; estos son los frutos de cari–
dad
/
pura , compasiva , eficaz , que
en
·nada
halla ma–
y0r gusto que en hacer bien
a
toaos los que están en la
indigencia,
y
~obre
todo,
en
consolar
a
los afligidos,
y
alivíarles en sus necesidades. Ninguna virtud
mas
comun
en todos los Santos; es /como natural
3.
un alma verda–
deramente cristiana. Quando se tiene una devocion só–
lida , quando se ama verdaderamente
<l
Dios~
se encuen·
tra un gusto tan exquisito en derramar liberalmente
en
el seno de
los pobres sus limosnas ' en consolar
a
los in–
felices' en visitar
a
las personas afligidas' en aliviar
a
los
que
padecen , que se diria que las buenas obras llevan
consigo su - recompensa ,
y
hacen gustar
á
las personas
caritati•vas tantas dulzuras interiores, quantas son las que
ellas hacen experimentar
y
sentir
a
aquellos
a
quienes -
·hacen bien. Sobre todo, ¡que dulzuras,
y
qué consue–
lo no hacen gustar
a
la hora de la muerte las obras de
misericordia
a
todas las personas caritativas
!
Se
puede.
detir
que ninguna cosa consuela
y
afirma tanto la espe–
ranza de un moribundo, como la dulce memoria de sus
obras de misericordia. Los terrores de la muerte se
disi-
pan