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DQ;\1INGO ONCE

, de ciencia,

de

inteligencia,

-y-todo .quanto podia

tener

de

·bueno, era un puro don de Dios. Lleno este gran San ro de

baxos pensamientos de sí. mismo, en medio de todas las

maravillas que obraba, no pierde jamas de v ista

lo

que

f

ué , reconociendo sin cesar que lo debe todo

a

la gra–

cia;

porque yo ;dice, soy

el

menor

de los

apóstoles,

que

ni aun merezco es te numbre, porque perseguí

a

la Iglesia

de Dios. Tal ha sido siempre el carácter qe los rµas gran–

des· Santos: no miran en ellos sino el mal que han hecho,

o

que han podido hacer; del fondo de

su

nada miran -

siempre los grandes prodigios que Dios obra por su rninis·

terio. La humildad

fué

siempre la virtud predilecta de

todos los Santos. Quando el perseguidor de

Jesucristo.,

hecho

ya su a póstol, anuncia

a

los hombre u -

~ ----~c:c­

cion, ¿que podria oponerme la incredulidad para deb-'ilitar

, y

enervar su testiinGnio

~

Su conducta ', sus

trabajos,

la

persec ucion misma que babia suscitado él

án t e~

a

la lgle..,.

sia, son o tras

tantas

p

1

ruebas de

la sinceridad

y

de la ver–

dad de su

predicaci~n,

dice un

erudito

intérprete. No

se

le puede acusar haber creido ligeramente lo que predica:

se ·dexa con.ocer desde .luego , que ha sido menester un

milagro bien claro para hacer un apóstol del que era el

mas violento

y

mas obstinado perseguidor de Jesucristo.

Reconoced , pues , pueblos incrédulos , la fuerza victoriosa

de la gracia del Redeñtor; pues lo que

yo

soy,

lo

soy

por la gracia de Dios, que ordinariamente gusta elegir lo

que

hay

de mas

débil

a

los ojos del mundo para confun–

dir

a

los mas fuertes; para que así ningun hombre tenga

motivo

de

gloriarse delanre de

él.

Siendo,

pues,

tao in–

digno del

apostol~do,

como acabo de

deciros,

soy

após-

- tol

por un

favor

puramente gratuito,

y

por una bondad

~special

de Dios. Ciertamente que no mira el Señor

a

mis

méritos, sino

a

su

pura

misericordia; lo poco que soy

y

todo el bien que hago lo debo

a

la gracia' sin la qual no

soy

nada, ni puedo nada. Por la gracia de Dios

soy

to–

do lo que soy'

y

de mí mismo no p11edo

g

oriarme'

a

no

ser

q.ue

·me glor1e de mis humillaciones:

Grátia aut'em Dei

&um

id

quod sum.

En efect9, ique somos en e1 órden so–

brenatural

sin la gracia

~

Fl_aqueza, igno'rañcia ,.

p1~cado.

Entre tantas ·miserias, todavía se disimula

e

introduce la

.soberbia ,

para acabar de echarlas el calmo. En

efec~o,

.nm-