54 ·
SEGUNDO MIERCOLES
tónces son partes del sacramento' son
d~
mas altó pre–
cio,
y
reciben un nuevo mérito. Nada mas á propósito
para_,pagar las deud as que hemos contraido con D ios, que
·esta suerte de satisfacéion , siempre es de su gusto , pues
el Señor es quien la .elige. Estemos seguros que esta es la
moneda con
quiere
ser
pagado, por decirlo
así,
en esta
vida. Un poco de paciencia, de sumision, de alegría en
las adve rsidades
inevi~a-bles
de·esta vida, nos trae ria in..
· finitas utilidades , no por eso padeceríamos mas ; ántes
bien p Q:eceríarnos ménos , pues padeceriamos con mén0s
tristeza,
y
el provecho que nos resultaría, nos. indemni–
za ria con vent aj as de la pena gtJe: sentiríamos. Cosa ex-
' tr ña
!
se siente todo el peso de la cruz, se experimenta
·su amargura ,
y
por falta de un poco de ·paciencia, de
b1
:1e.navoluntad,
y
de industria , se pierde todo el fruto
que se pudiera sacar.
JUEVES
DE LA SEGUNDA SEr..IANA DE QUARESMA.
Para el intr6ito de la misa de este dia ha
esc~gido
Iá
Iglesia el principio del sa.lmo
69
el qual es aquella intere–
sante súplica que la Iglesia pone
á
la cabeza de todos sus
oficios,
y
con
'la
qual pide
~
Dios
su asistencia
y
su ay
u.–
da particular en todas las oraciones que hace ; para dar–
nos
á
enten.der con esto la extrema necesidad que tene-
-mos de la grada ., sin 'la qual ninguna accion, por loa–
ble que sea, puede ser meritoria para el cielo.
DeUJ in
·
adjutórium meum inténde; Dómine ad adjuvándum me fes–
tína,
mirad , Señor, la necesidad que tengo de vuestra
ayuda: dáos ptiesa de venir
á .
ayudarme.
Confundántur
&
r.evereántur inimíci mei
,
qui qucerunt ánimam melJ,m:
cu–
brid de confusion y de vergüenza
á
los que buscan mi
alma para robármela. Quando
David
dirigía
á
Dios esta
oracion , era en tiempo que se veia perseguido por
su
hi–
jo Absalon.
Ya hemos dicho en otra parte, que la Igle–
sia gobernada en todo por el Espíritu santo , ha tt!nido
CUI-