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DE QUARESMA.

51

miraré jamas sino con disgusto .1

i

Y

á

qué

título

espera–

y()

una recompensa

etern a- ~

PUNTO SEGUNDO.

Consi}ier~

como con las cruces sucede' lo que con aque–

llos árboles , cuyos fruto son de un gqsto exquisito , aun–

que la corteza del árbol séa áspera y escabrosa. No es

verdad el decir que no hay sino amargura en los lloros:

no todas las lágrimas son amargas. Si los dichosos del si–

glo tienen cruces invisibles

i

por qué no habrá tambien

gozos interiores mucho mas dulces que los que hacen tan-

cto

ruido acá

fuera~

Las dulzuras espirituales

n~

son

Jas

ménos exquisitas. Solo el corazon es el centro

y

el asien–

tq del gozo. Es necesario que la serenidad ,

y

la calma

reynen en el alma para hacerla feliz , los remordimien–

tos y sobresaltos de la conciencia turban todas las ale–

grías de los dichosos del siglo : su felicidád consiste , ha–

blando propiamente, en entorpecerse , y hacerse estúpi,..

dos; y de aquí nace, que no hay sino un gozo falso en

las alegrías

y

prosperidades de la vida. Las al mas verda–

deramente cristianas experimentan un gozo lleno y tran–

quilo,

y

una dulzura pura

y

deliciosa en sus cruces.

i

Qué

cosa tan dulce como tener seguridad de que está uno en

el camino del cielo,

y

que camina por él

?

i

Que cosa tan

dulce como

h~llar

uno en su suerte

y

en su estado lo que

hace el carácter de los predestinados , lo que ha sido siem-.

pre,

y

es todavía el objeto de las ansias

y

deseos de los

mayores

Santos~

¡Que dulzura la de no glori arse sino en

la cruz de Jesucristo! Esta es una dulzura qu

0

se hace sen–

tir toda la vida en el fondo del corazon que es siempre

mayor

á

la hora de

~a

muerte, que se dilata

y

derrama

hasta por toda l_a eternidad. Imagínate, si puedes, un mo·

ti

vo

de consuelo mas real y mas sóliJo.

Las aflicciones de la vida son amargas, es verdad, tam·

bien lo eran las aguas del mar ántes que

M~yses

hubie–

se arrojado en ellas el leño que

Dios

le dix

o ( Ex

od.

15. );

pero por la virtud de este leño misterioso

esr.as

aguas se

hiciéron muy deliciosas al gusto. Dios sab

e mµy

bi n el

secreto de endulzar las cruces. Ante§ de la muerre de .Je–

sucristo se decia :

Maldito qua/quiera que está encla·vado

D

z

en