DE QUARESMA.
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particular, no
prediques la reforma de toda la
comuni~
dad sino con la tuya. No te perdones ·cosa alguna , sé
exacto, no te dispenses la menor regla,
y
entónces ha–
brás comenzado
ya
la reforma de tu comunidad : todo
zelo ·inquieto, .acre,
ó
mordaz , es zelo falso: haz que el
tuyo sea dulce, quieto , caritativo. Se engaña quien cree
tener zelo de la salvacion agena , si no lo tiene de su pro–
pia perfeceion : nadie ama mas á su próximo que
á
sí mis–
mo.
Lo que se
.llama
en este caso zelo, no es
propiamen–
te otra cosa
·que
viveza
del natural,
ó
puro
efecto del
orgullo.
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MIERCOLES
DE LA SEGUNDA SEMANA DE QUARESMA.
El
intróito de la misa de
este
dia se ,tomó de los .dos úl–
tim'os versículos del salmo 37 , el que es una breve ora–
cion, que cada qual puede hacer
á
Dios muchas veces al
dia. Se debe advertir, que los versículos del intróito de
todas las
misas
de
q.uaresma
pueden servir
de
oracienes
jaculatorias muy devotas durante el dia. La misa de este
día empieza por estas palabras :
Ne derelfnquas me Dó–
mine Deus meus: ne discédas
a
me. lnténde
in
adjutórium
'meum: Dómine virtus salt1tis mete.
Señor, Dios mio, de
vos
solo debo esperar
mi
salva.c101f; no os retiréis de mí,
no me abaadoneis al
arbitrio de
mis
ene!Tiigos.
Este sal–
mo,
que empieza con estas palabras:
Dómine,
ne in fu–
rore
tuo árguas me:
Señor,
no me
juzgueis en
vuestro
eno~
jo ,
puede mirarse como
un
modelo de súplicas en Ja pe–
nitencia , en el tiempo de la enfermedad ,
y
en todo gé–
nero de
afüccione~:
es
uno
de los que se llaman salmos
penitenciales ,
y
era uno de
los
que se cantaban
todos
los
sábados en la sinagoga. Se
cree
que David lo
compuso
durante la rebelion de Absalon , reconociendo que sus
pe–
cados
habían
atraido
sobre
sí aquella desgracia. Este
re–
ligiom
rey,
perseguido por su propio hijo, procura apla–
car
la indignacion de
Dios, exponiéndole
las
penas
y
tra–
bajos que ·ha padecido hasta allí por sus pecados,
y
la
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su-